...que en Roma se achicharra uno, y eso que todavía no ha llegado el ferragosto. Me cuenta que los cuarenta a la sombra, así, en un pispás. Gente, calores, una peregrinación y una penitencia, que se compensa con una visita a las mejores heladerías del mundo mundial, Giolitti y San Crispino. El turista tiene morriña, ya de vuelta, y la comparto.
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