Eso pasa por fumar porros


Alumno catalán camino del colegio, a decir de varios consejeros.

El fracaso escolar en España (Cataluña incluída) es cosa de lamentar. Es uno de los más altos de la Unión Europea y no pronostica nada bueno. Los españoles no somos ni más tontos ni más listos que los ingleses, los franceses o los finlandeses, pero nuestro sistema educativo falla por alguna parte. Quien dice nuestro sistema educativo, dice también nuestra sociedad, porque la educación y la cultura no tienen el prestigio que debieran. Es más, a la que uno da sobradas muestras de haber leído, comienza a resultar antipático.

Gracias a Dios, existe gente que sabe por qué suceden estas cosas. Por ejemplo, el consejero de Salud (de Salud, que no de Educación) de Cataluña, don Baudilio Ruiz, que dijo (y cito) que una parte importante de nuestro fracaso escolar es por fumar porros. Así lo dijo, tal cual, el pasado jueves en el Parlamento de Cataluña, respondiendo a una pregunta parlamentaria sobre la regulación del consumo de cannabis. ¿Qué ha hecho, hace o piensa hacer para poner remedio a este problema? A la pregunta sigue un prolongado silencio. Nada.

Don Baudilio en sus cosas, en el Parlamento. 

Pero algo habrá de verdad en eso que dice, porque don Ernest Maragall, en 2009, cuando era socialista, consejero de Educación y hermano del (ex)presidente de la Generalidad de Cataluña, dijo lo mismo. Que el fracaso escolar se explica porque (cito) hay alumnos que llegan a las nueve de la mañana [a clase] habiendo fumado un primer porro. Lo dijo y se quedó tan contento por haberlo dicho. ¿Qué había hecho, hizo o pensó hacer a continuación para poner remedio a ese problema? Yo no lo sé, no creo que nadie pueda saberlo.

Don Ernest, cuando era consejero y socialista, inaugurando una escuela.

Supongamos que existe este problema, porque si no existiera y van por ahí alarmando al personal... Supongamos que existe, digo. No será un problema, será más de uno. Hagan cuentas: fracaso escolar, social y familiar, drogodependencia precoz, comercio de estupefacientes entre menores, etc. Es decir, una suma de problemas morrocotudos, que echan para atrás, que llevan años arrastrándose. 

Examinando los hechos, estos problemas no importan a nuestros líderes patrios. Ni don Ernest en su día ni don Baudilio ahora hacen o han hecho nada para intentar ponerles remedio. ¡Quiá, qué van a hacer! Por lo tanto, los niños catalanes siguen acudiendo fumados a clase desde hace muchos años, lo que explica muchas de las cosas que suceden en este país.

Perdón, porque yo también acabo de banalizar problemas muy serios, demasiado serios. Me ha podido el verbo, lo siento. Pero señalaré que fumar porros antes de ir a clase no es una de las causas de nuestra decadencia, acaso un síntoma de ésta. También lo es el número alarmante de personas que acuden a su trabajo con un chisguete de más y la angustia de otra jornada laboral en el cuerpo. Es una prueba del fracaso (o de un fracaso) de nuestra sociedad, un mal asunto. 

Atención: lo que hacen y lo que dicen ambos consejeros también es un síntoma evidente de nuestra decadencia política, un serio inconveniente para nuestra sociedad. Los dos denuncian un problema gravísimo, los dos tienen medios a su alcance para combatirlo y ninguno de los dos hace nada para poner remedio a tanto mal. Es decir, les importa un bledo, a los hechos me remito. 

Eso sí, que no falte: Anuncian el mal llevándose las manos a la cabeza. Emplean el alarmismo, echan mano de alardes populistas muy efectivos. Marean la perdiz después de alborotar al gallinero. Pero a fin de cuentas ¿qué han aportado a la solución del problema? No más que ruido. Han jugado con la tragedia. Han sido banales y por ello, malvados. Porque sabían lo que hacían y no les ha importado una mierda.

Así se banaliza la responsabilidad de los cargos públicos. Desprovista de importancia, desaparecerá. ¡Malo! Ahora me toca banalizar a mí y preguntar por qué nuestra sociedad es tan estúpida que sostiene en el poder a estos elementos banalizadores. Pongo este ejemplo, pero ¡cuántos podría poner sobre la mesa! Seguro que se les ocurre más de uno, ahora mismo.

Quizá mi pregunta no sea tan banal, ahora que pienso, pero me he metido en aguas tan revueltas que da repelús navegar en ellas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario