La amenaza... digo, la invitación a la conferencia.
El antiguo presidente de Banca Catalana y de la Generalidad de Cataluña largó hace un par de días una conferencia titulada De Herder y Renan. Y el derecho a decidir, que prometía ser soporífera y pedante. Además, reaccionaria. Especialmente reaccionaria. ¿No me creen? ¡Muy reaccionaria!
Herder, uno de los primeros filósofos del lenguaje e inventor del nefasto Volkgeist.
Como todo el mundo sabe, Johann Gottfried von Herder (1744-1803) se sacó el Volksgeist de la manga, el Espíritu del Pueblo o Espíritu Nacional. Según Herder, este Volkgeist es diferente para cada nación, cada nación tiene el Volkgeist que le es propio, y es algo así como una energía o fuerza creativa (sic) que habita de manera inconsciente en cada pueblo, en especial en su lengua, y provoca que un pueblo sea diferente al vecino, porque tiene una cultura propia que le procura la felicidad que no le provoca otra cultura que no conoce y prefiere no conocer. Nadie ha visto nunca un Volkgeist, un ente con el mismo grado de verosimilitud que la existencia de las hadas del bosque.
Herder es contrario a mezclar culturas y al progreso entendido como la búsqueda de la verdad, porque sería ir contra la felicidad que procura el Volkgeist, ya ven. Del mismo modo, un ciudadano con sentimientos ajenos a este Volkgeist sería como una chinche, molesto. Esto es absolutamente contrario al espíritu de la Ilustración, que defiende la igualdad y la fraternidad de los hombres, y su libertad, además del progreso y el bienestar social.
Renan, un filósofo que guarda un sorprendente parecido con el señor Nadal.
Joseph Ernest Renan (1823-1892) sostenía que los estudios históricos son contrarios a los sentimientos nacionales, porque una nación también se define por las cosas que prefiere olvidar o esconder, y los historiadores no hacen más que recordar cosas que son contrarias al interés nacional (que no al interés de la sociedad, que no es lo mismo). Fíjense en la manipulación de la historia que hacen unos y otros sobre lo que sucedió en 1714, en 1808, en 1936... y recuerden la tesis de Renan. ¿Verdad que ahora se explican muchas cosas?
Para Renan, el nacionalismo era lo mismo que una religión, una creencia, que se forma para distinguir a un pueblo del otro ¡y no se cuestiona! Porque religión sólo hay una de verdadera (la mía). Eso de la nación sería una voluntad de ser... un Volkgeist con otras palabras. Es decir, que la nación de Renan no es algo natural, sino una creación artificial de los hombres y articulada por el Estado nacional... pero que ha de ser sentida por todos y excluye al que no sienta como los demás, ojo. El tipo también es contrario a la idea de la igualdad y la fraternidad ilustradas, porque su racionalismo nacional (oxímoron) no busca el entendimiento con otros pueblos, sino la cerrazón del propio. También se recuerda su opinión sobre los judíos, de los que decía que tenían una mente limitada por el dogmatismo. ¡Éste es el pensador que más ha influido en mi pensamiento, sostiene el señor Pujol! Ahora nos explicamos muchas cosas.
Con esta base intelectual, don Jordi Pujol montó un banco, educó a sus hijos y guió a la nación catalana, y así han ido el banco, los hijos y el país. Ahora, felizmente jubilado (aunque demasiado tarde), intenta seguir haciéndonos daño con su palabra y consejo. A Dios gracias, hoy sólo sirve de reclamo y adorno, aunque ofenda a la vista y al oído.
Porque fue líder y añora serlo. Líder en un sentido herderiano y renaniano. Por eso va y suelta en su discurso lo que sigue, copio:
Es importante que un gran reto colectivo tenga un buen liderazgo y todo lo que merme la fuerza del liderazgo merma el movimiento.
¿O quizá era el Movimiento? Un líder, ¿no es un Caudillo? Renan, modelo ideológico de Jordi Pujol, defendía la Formación del Espíritu Nacional, es decir, el adoctrinamiento nacional de toda la población, para conseguir una unánime y acrítica aquiescencia con la tesis del Estado (nacional). Tal era su tésis. ¿No les suena la expresión, lo de Formación del Espíritu Nacional? ¿Van pillando el intríngulis? No acuso a nadie de nada, pero el lenguaje de Renan (ergo, de Pujol) se aproxima peligrosamente al lenguaje de otros personajes de detestable memoria.
Los nacionalismos tienen una tendencia natural a ensalzar la figura del líder de su movimiento.
En cuanto a apoyar a nuestro líder ciega y unánimamente, sin reservas y con total entrega, si ese líder va y resulta ser el señor Mas... Qué quieren que les diga. Si tal líder fuera un gran hombre de mucho mérito, podría dudar, que no, pero siendo éste, que le apoye Rita, la cantaora. Un tipo que hace lo que hace con la sanidad, los servicios sociales o la enseñanza públicas no merece ningún apoyo; acaso una reprobación unánime y muy chusca. Y si es usted de los que cree que mejor nos irá separándonos de España y la Unión Europea, vaya mierda de líder que le ha tocado en suerte, le compadezco. ¿No tenían ustedes nada mejor a mano?
En cualquier caso, a ver si lo he entendido, la tesis pujoliana considera imprescindible un pueblo, una república (o una nación o un movimiento o un proceso...) y un líder. Lo mismo que decían los alemanes: Ein Volk, Ein Reich, Ein Fürher, o como se escriba, ya me entienden. Dicho esto a voz de grito, tocaba desfilar con antorchas y quemar libros, de los que no pensaban como ellos. Con el tiempo, también quemarían a los autores. Prefiero Liberté, Egalité, Fraternité, qué quieren que les diga. Que quizá tener presidentes mujeriegos y la Carla Bruni de primera dama no sea lo ideal, pero es mucho mejor que esto.
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