«Cuidado, que soy periodista.»

Visto y oído en un programa de televisión que se emite en prime time. Una mujer de plástico que grita mucho va siempre por ahí diciendo Cuidado, que soy periodista, por si le llaman la atención o le llevan la contraria. En uno de esos debates de enjundia y miseria, va la señora, y es un decir, y suelta que ella sabe de qué va Fulanita de Tal, porque Fulanita de Tal es atea y no hace más que comportarse en consecuencia.

Más concretamente, dice:

Déjame hablar, que lo sé yo, grita. Es atea, y los ateos sólo creen en Dios.
¿Los ateos?, exclama un escéptico contertulio.
Pues ¡claro! ¡Los ateos! Ésos sólo creen en Dios, ¿no? Y cuidado, que soy periodista y no me vengas con ésas.

No iré yo con ésas, señora, pero cuidadín, cuidadín, que cualquier día de éstos leemos un libro y nos pilla un empacho.

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