De nuevo Rodin

De día, las figuras son trágicas, oscuras, uno quisiera decir profundas. Pero es de noche, a la luz de la ciudad, que el bronce brilla como plata y dibuja con asombrosa perfección aquello que antes pasaba desapercibido. Así se alzan en medio de la calle, vigorosas, casi exultantes, y arrastran tras de sí la carga de tantas pasiones con el orgullo de sentirse el centro de todas las miradas. Sólo El Pensador permanece oscuro, siempre en sus cosas, presidiendo la colección.

(Véase http://luissoravilla.blogspot.com/2009/12/rodin-en-barcelona.html.)

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