Juan Pablo II inauguró hacia 1990 (no recuerdo la fecha) un ascensor para subir cómodamente hasta el tambor de la cúpula de San Pedro en Vaticano, diseñada por Miquelangelo Buonarroti. Se agradece el progreso, pues el tambor está a cien metros del suelo. Cien metros. Parecen pocos, pero es la altura de la nave de la basílica. Recomiendo subir a la cúpula (sin ascensor) y asomarse al interior del templo desde arriba. Es imposible que no se arrugue el ombligo del turista, que no le sobrevenga un vértigo espantoso (y a la vez, dulce). Aunque la cúpula de Brunelleschi en Florencia está mejor construida y es más perfecta en muchos sentidos, su tambor está veinticinco metros por debajo del tambor de San Pedro. El hombre es capaz de hacer maravillas con un poco de ladrillo y argamasa. Lástima que gaste tantos esfuerzos en hacer el bestia.
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Mi querido amigo,
ResponderEliminarComo bien te dije en cierta ocasión, mi segundo ataque del síndrome de Stendhal.
Saludos,
Carlos