Vano orgullo. En la nave central de San Pedro, una guía dice (en latín): La catedral de Tal Sitio llega hasta aquí (señal); La basílica de Tal Otro Sitio llega hasta aquí (señal); etc. ¡A ver quién la tiene más grande! Entre los católicos, la más grande es la de San Pedro en Vaticano, y punto final. Así han acabado las palabras de quien predicaba modestia, la de los pajarillos del cielo y los lirios de los campos. Tenerla más grande que los demás nos costó el Protestantismo y un siglo de guerras de religión. Pero antes de entonar el mea culpa, comprobemos que ningún protestante levantó nada igual, y admiremos la maravilla del disegno de Bramante y Miquelangelo. Una vez nos hayamos visto arrebatados por el estupor, la maravilla, incluso por una sensación de soberbia desmedida, a medias fruto de una exaltación estética y de la falta de azúcares (la vida del turista es muy sacrificada), una vez arrebatados, digo, volvamos al mea culpa y comprobaremos cuánto cuesta sentirse culpable de tanta belleza.
Just. La més gran. No la més bella! Perquè hi van ficar mà massa persones, no només Miquel Àngel o Bramant... Una barbaritat de l'estètica per sobre de l'ètica, igualet com el Sant Sepulcre.
ResponderEliminarSort, però, d'aquella joia de mida humana, la Pietà. Veure-la ja val la visita a Roma.
Sí, senyora, no ho hauria dit millor.
ResponderEliminar