Acudan a una tienda de muebles y pregunten por uno llamado librería, para guardar ordenadamente quién sabe si cien, doscientos o más libros de narrativa, arte y ensayo.
Acudan a la misma tienda y pregunten por un mueble-altar para el televisor. Sea dicho televisor uno de ésos que quita el hipo, que para verlo entero uno tiene que irse al final del pasillo.
Compárense los resultados.
Acudan a la misma tienda y pregunten por un mueble-altar para el televisor. Sea dicho televisor uno de ésos que quita el hipo, que para verlo entero uno tiene que irse al final del pasillo.
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