Vida, milagros y utilidades de San Bartolomé

A ver, tanta historia alrededor de San Bartolomé y ¿quién fue? La mayor parte de los indígenas no sabrían responder a esta pregunta, pero eso no quiere decir nada, pues el común celebra las fiestas religiosas sin saber muchas veces qué celebra exactamente.

San Bartolomé era uno de los Doce. De los Doce Apóstoles, quiero decir. En los evangelios apócrifos aparece siempre de la mano de Felipe, otro que tal. Es posible que Bartolomé fuera en verdad Natanael, pero la tradición, váyanse ustedes a saber cómo o por qué, confundió uno y otro nombre (quizá una y otra persona) en uno y único. Bartolo merece ser destacado como testigo de la Resurrección y de la Ascensión de Cristo, algo que no pueden decir muchos. Luego, abandonó Palestina. Unos dicen que marchó a predicar a la India; otros, que pisó Armenia (de donde es patrón de su Iglesia Apostólica). Aseguran (sin pruebas) que marchó con el Evangelio según San Mateo bajo el brazo, escrito en arameo, lo que quizá explica el poco éxito que tuvo en la India, si es que realmente llegó hasta allí, y por qué regresó a Armenia después de encontrarse a sí mismo en el Ganges.

Le fue mal. Un rey de Armenia le pilló faltándole el respeto a un templo (idólatra, añadiría un santoral) y exigió a Bartolo que cuidase ese vocabulario y pidiera disculpas a los (falsos) dioses. Bartolo, que no tenía pelos en la lengua, le dijo al rey por dónde podía meterse los dioses ésos (existen varias versiones de la respuesta). Añadió, a gritos, que Dios no había más que Uno (el de Bartolomé) y el rey, naturalmente, se enfadó, pues era partidario de la libertad de culto.

Bartolo murió despellejado, desollado, en fecha incierta. Los detalles del martirio son poco claros (¿fue antes azotado? ¿le ataron a un árbol? ¿lo despellejaron en un altar?), pero se ganó el Cielo.

Se le suele representar con la palma del martirio y una cuchilla o una navaja en la mano, la que utilizaron para arrancarle la piel. A veces, arrastrando a un demonio con una cadena, como si fuera un perrito, pues se le atribuyen algunos exorcismos notabilísimos. En algunos casos, con un sentido del humor más bien macabro, el santo se representa con su piel colgando del brazo, como si fuera una toga. Así se le ve, por ejemplo, en el Juicio Final de Buonarroti, en la Capilla Sixtina, Ciudad del Vaticano.

El San Bartolomé de Sitges (Sant Bartomeu) es una talla barroca más bien pequeña (la de la fotografía) que empuña un gran cuchillo y acarrea consigo un libro (¿el Evangelio de San Mateo en arameo?). Es venerado en la población desde tiempos inmemoriales (es decir, nadie se acuerda desde cuándo se venera) y la parroquia de San Bartolomé y Santa Tecla conserva un retablo de mucho valor donde también aparece el santo, navaja en mano, pero todavía con el pellejo en su sitio.

Los indígenas no se refieren a San Bartolomé sin el adjetivo glorioso. Si no es glorioso, no es San Bartolomé. Acaso Bartolo, el de la flauta. Por lo tanto, el verso Sant Bartomeu gloriós es el verso que aparece en prácticamente todas las manifestaciones poéticas religiosas o pseudo-religiosas dedicadas a San Bartolomé, ya sea en los versos que cantan diablos o pastorcillos o ya sea en las glosas de la vida y milagros del despellejado.

Oh, gloriós Sant Bartomeu,
que de Sitges sou patró...

(Oh, glorioso San Bartolomé,
que de Sitges sois patrón...)


Así, o de modo parecido, comienzan los Goigs de Sant Bartomeu (Gozos de San Bartolomé), anónimos según unos, de tal autor según otros, que tienen una forma canónica y una y mil versiones. En todas, glorioso, siempre glorioso, pues no podría ser de otro modo.

A Bartolomé, lo de morir despellejado le valió ser el patrón de los curtidores (no es un chiste). Pero las utilidades del santo van más allá. Su particular martirio hacen de San Bartolomé un santo al que recurrir en caso de enfermedades cutáneas. Véase:

San Bartolomé es idóneo para combatir el acné juvenil. El adolescente granulado tendrá que exclamar, delante del espejo:

¡Oh, glorioso Bartolomé,
líbrame de este acné!


Y en el mismo momento que pronuncia acné, apretar el grano. Si mancha el espejo, el remedio nunca falla y es cuestión de tiempo ver cómo avanza la barba y retrocede el acné, a golpe de cuchilla.

El patrón de Sitges ha sido siempre generoso con los indígenas, pero también lo es con los forasteros. El turista que acude por primera vez a la playa de Sitges haría bien en recitar en voz alta los siguientes versos (que me he permitido traducir libremente) mientras se unta con una loción de protección solar, en casa. No falla jamás. Dicen:

San Bartolomé glorioso,
acudo a ti en este trance,
que no me deje el sol quejoso,
quemado y ojeroso.
De ti espero el alcance
de tu santa bendición,
mientras el sol avance
en el firmamento,
no queme mi piel en cruel tormento.
Para ti esta oración
del turista miedoso,
que teme el fatal lance
del achicharrarse doloso,
el quemarse en un momento
por broncearse a discreción.


Amén.

3 comentarios:

  1. Gracias, mis problemas con el acné se han convertido en un mero recuerdo. Desde que inicié mis oraciones, se ha fortalecido mi abdomen y atraigo a más féminas. Ahora necesito curar mi diarrea crónca, si me pudieses recetar algún santo o alguna virgen que atienda mis plegarias te lo agradecería.
    Un saludo.

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  2. Gracias, mis problemas con el acné se han convertido en un mero recuerdo. Desde que inicié mis oraciones, se ha fortalecido mi abdomen y atraigo a más féminas. Ahora necesito curar mi diarrea crónca, si me pudieses recetar algún santo o alguna virgen que atienda mis plegarias te lo agradecería.
    Un saludo.

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    Respuestas
    1. Véase, por ejemplo https://santojudastadeo.wordpress.com/2008/04/04/santos-protectores-contra-las-enfermedades/

      ¡Mano de santo!

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