La mojiganga


Recreando la Pasión.

¿Cómo se dice en lengua española? En catalán le dicen moixiganga, pero también muixaranga, y es el origen de una voz española, mojiganga. Este baile ancestral (es decir, de finales del siglo XVIII) es una representación de la Pasión y Resurrección del Cristo. De ahí derivan, en los antiguos reinos de Valencia y Aragón (Cataluña incluída en este último) bailes de todo tipo. 

El más famoso de todos es el de los castellers, que se amontonan unos encima de otros para elevar por encima del público, lo más alto posible, a un niño, con la emoción de no saber si la criatura se romperá la crisma al subir o al bajar de la torre. La moixiganga de Sitges tiene más mérito, por ser más fiel a sus orígenes y por estar toda ella formada por varones mayores de edad. ¡Ya me gustaría ver a mí a los castellers levantando esas magníficas torres sólo con personas mayores de edad, sin abusar de los niños!

No es éste un debate que se recomiende delante de indígenas, porque puede acabar uno tragándose los dientes. Eso sí, si en medio del debate uno dice, jura y perjura que el baile que más le gusta es el de la mojiganga... ¡Cuidado! Uno se gana el respeto del personal y pasa por entendido. Así que, aunque te gusten los petardos y los fuegos de pólvoras, pon cara de circunstancias cuando pase la mojiganga y aplaude muy seriamente cualquiera de sus pasos de baile. Serás tolerado por los indígenas y hasta puede que alguno te felicite por tu buen gusto. 

Se me dirá que mojiganga no será muy correcto, porque es el nombre que se le da a una pieza de teatro breve y normalmente cómica. Aquí valen dos respuestas. 

Una, que dice que también hay mojigangas sacras y que el origen de la moixiganga de Sitges, de los castellers de más al sur y de las mojigangas sacras o profanas de Castilla y Aragón, entendidas como teatro, es el mismo. 

Otra, más irrespetuosa, pero que no ha de ser dicha jamás (repito: jamás) es que la moixiganga es un poco ridícula, ¿no? Esa respuesta sólo es admisible entre adolescentes indígenas suburenses auténticos, con edades comprendidas entre los catorce y los diecisiete años, de cualquier sexo. Eso sí, sepan las criaturas que sus señores padres se pondrán como una moto y responderán malamente a tan sentida opinión. Es peligroso sostenerla en público.

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