Multas y candados, Zoido y Puigdemont


Estos días se está montando el nuevo gobierno de don Mariano Rajoy y desmontando el antiguo. Todas las miradas están puestas en los nuevos cargos, a ver quiénes son, qué dicen que piensan, qué han hecho antes (lo que de verdad importa), etcétera. Nos puede la curiosidad.

El nuevo ministro de Interior jurando el cargo.

Una de las novedades ha sido el ministro de Interior (que no del interior), don Juan Ignacio Zoido, que es del PP (normal) y que antes de dedicarse a la política se había dedicado a la judicatura. Tiene 59 años, ha sido alcalde de Sevilla entre 2011 y 2015 y dicen de él que es un católico de los de antes, de viejo cuño, además de cofrade (en Sevilla) y aficionado a los toros, un perfil previsible por su condición de sevillano conservador. Mientras que el ángel de la guarda del anterior ministro se llamaba Marcelo y ejercía no sólo de guardia de corps, sino también de aparcacoches, el del nuevo ministro permanece en un discreto segundo plano y no se ha dado a conocer. 

El antiguo ministro de Interior entrega la cartera del ministerio a su sustituto.
¿Es cierto que Marcelo viaja en el interior de la cartera, como dicen?

Su nombramiento ha sido una sorpresa, pero más pronto que tarde han surgido airadas voces que protestaban por el nombramiento. Nada que nos tenga que sorprender, porque esas voces venían de los partidos de la oposición. Es su derecho y su deber criticar al gobierno, y esta vez recordaron una fea decisión del señor Zoido cuando ejerció de alcalde. Es bueno recordarla.

Durante su mandato se publicó una Ordenanza Municipal de Limpieza Pública y Gestión de Residuos Municipales, que imponía multas (que podían llegar a los 750 euros) a aquéllos que fueran sorprendidos rebuscando en los contenedores de basura de la ciudad. La medida fue muy mal recibida y ampliamente criticada. Con razón, añado, porque semejante multa no hace más que echar sal sobre la herida de la pobreza. Así lo interpretaron las asociaciones que luchan contra la pobreza en Sevilla, los servicios sociales y el propio Defensor del Pueblo de Andalucía.

La pobreza es fea y desagradable, pero es una realidad.
No se combate ocultándola o poniéndola más difícil.

El señor Zoido tuvo que dar marcha atrás, a su manera. Se modificó la ordenanza y la guardia urbana de Sevilla, si pillaba a un pobre rebuscando en la basura, le daba a elegir entre pagar la multa de 750 euros o recibir atención social. Más concretamente, de acuerdo con la legislación (sic), la modificación de la ordenanza dispone que se pueda sustituir la multa por (cito) sesiones de atención individualizada con los servicios sociales municipales, o por cursos en los que se informará a las personas afectadas de las posibilidades de que las instituciones públicas y privadas les ofrezcan apoyo y asistencia social. Luego añade que (vuelvo a citar) los agentes de la autoridad, detectada la infracción contactarán con los servicios sociales municipales al objeto de que por los mismos se activen los recursos sociales existentes, de conformidad con el contenido de los planes y programas municipales en vigor.

Así quedó la cosa después de la metedura de pata del señor Zoido en 2014 y no sé cómo está ahora. Quizá siga igual. La crítica a su nombramiento señala un hecho (no un dicho) que es bastante feo (e irracional) y que fue resuelto con mayor o menor fortuna, como acabo de explicar. Señalar esta acción en el currículum del ministro es una crítica razonable y justa. ¡Para algo está la oposición, caramba! Pero, ojo, también es cierto que algunos han echado leña a la demagogia recordando el asunto de los contenedores. 

Tal es así que algunos de los que ahora se llenan la boca con los contenedores del señor Zoido son los republicanos de ERC y los pedetes del PDECAT, que eran todavía convergentes de CDC al ser elegidos diputados. Que estos personajes critiquen tan fervorosamente al gobierno por el asunto de los contenedores me parece francamente inoportuno y diré por qué. Por una sencilla razón: el presidente de la Generalidad de Cataluña, al que apoyan ambos partidos, hizo lo mismo (y algo más) siendo alcalde de Gerona y lo que ERC y el PDECAT afean al señor Zoido (con razón) no lo afean al señor Puigdemont (y no veo por qué no). 

El alcalde Puigdemont defendiendo el uso de candados en los contenedores para impedir que los pobres rebuscar entre la comida que los supermercados echaban a la basura, en 2012.

Ya traté este asunto en El cuaderno de Luis hace unos años, aquí mismo, cuando nos preguntábamos quién era el nuevo presidente Puchi (Puigdemont). El artículo es largo, pero muestra que el caso del señor Zoido es perfectamente comparable al del señor Puigdemont, y hasta se diría que éste supera al sevillano, porque se ha esforzado más y durante más tiempo... y no ha rectificado. En ese texto mío, hablo del dinero público destinado a comedores sociales en Gerona (una vergüenza), pero también de esto otro, de los contenedores. Copio dos párrafos de entonces, al tuntún, que siguen siendo válidos hoy mismo. Allá van:

[...] En 2012 se inició un plan piloto capitaneado por Puchi y su fiel regidor de Servicios Sociales, el señor Berloso, otro que tal. Un convenio firmado con las cadenas Bonpreu, Condis y Novavenda puso en marcha la idea de cerrar con candados los contenedores de materia orgánica, para que los pobres no tuvieran acceso a la comida que tiraban a la basura los supermercados. [...]

[...] El Ayuntamiento de Gerona no sólo expulsa a los pobres de los alrededores de los contenedores, sino que Puchi ordenó expresamente multar a mendigos y vagabundos sorprendidos en las calles de la ciudad con multas de 100 a 200 euros. [...]

Contenedores con candado en Gerona.
El Ayuntamiento de Gerona no dispone de comedores sociales públicos.

Etcétera. Hay mucho que decir sobre los servicios sociales en la Gerona de Puigdemont, y poco bueno. Los hechos muestran un desinterés absoluto por la pobreza y un afán en ocultarla. Ahí están.

Si tan malo es darle un cargo público al señor Zoido, si tan inadecuado es otorgarle la responsabilidad de ser ministro por eso que hizo en Sevilla (que, repito e insisto, fue una barbaridad), tanto o más inadecuado será que el señor Puigdemont tenga un cargo público como tiene, ¿no? Vamos, digo yo. En lógica, si A es x y x implica no ser apto para un cargo público, A no será adecuado para un cargo público, tanto da si A=Zoido o A=Puigdemont.

Con una pequeña diferencia. O no tan pequeña. El señor Zoido tuvo que rectificar (por la fuerza, si quieren), pero el señor Puigdemont (y sus sucesores en Gerona) no ha rectificado todavía. Y ahí está. No diré más.

1 comentario:

  1. Amen, en este país, se estila más la destrucción del contrario que la construcción de un bien comun y así nos va...

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