Se ha avistado una ballena gris en la costa de Barcelona. No tiene por qué extrañarnos, decimos, porque el verano ya está aquí y las playas se llenan de focas y ballenas. Pero, no, no es una de ésas, nos dicen, sino una ballena gris. O sea, una ballena de verdad, de ésas de quince metros, de ésas que cuando se avistan merecen el grito de ¡por allá sopla! Que sea gris, la ballena, es muy interesante, y algo rarísimo, porque los zoólogos nos cuentan que ahora sólo viven en el Pacífico; unas, entre Alaska y California; las otras, en el mar de Ojotsk, sea donde sea eso. Entonces, ¿qué hace aquí? Se ha perdido, responden. Así, tal cual.
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