Estructuras multijuego polivalentes y versátiles


Cada vez son más las voces que juzgan la pedagogía contemporánea como la peste. Ya nos han desgraciado el aprendizaje y la disciplina, han intentado durante años desgraciar los juguetes y ahora, en Barcelona, proponen estructuras multijuego polivalentes y versátiles (sic) en lugar de columpios y toboganes porque dicen, lo que hay que oír, que columpiarse o arrojarse tobogán abajo son actividades individualistas (es decir, malísimas) y se trata, nada más y nada menos, de conseguir la imaginación y la interacción de los churumbeles, ahí es nada.

El Ayuntamiento de Barcelona cuenta con una ordenanza de parques infantiles, pero esta ordenanza no tiene prohibido que vengan los pedagogos a amargar el dulce a los niños, y debería. Seguro que cuando niños esos pedagogos eran unas nenas que tenían miedo de arrugar el estómago tobogán abajo (opinión que será inmediatamente tildada de bárbara y sexista).

Como los pedagogos han aprendido a hablar de Hegel, mal rayo le parta, una estructura multijuego polivanlente y versátil podría ser un patio de toda la vida, pero no. Las estructuras multijuego polivalentes y versátiles son, por ejemplo, un aparato que se llena de niños que interactúan. Al interactuar (gritarse, morderse, empujarse, escupirse, etc.), el aparato se balancea y el niño responde con la imaginación al curioso efecto mecánico. Por ejemplo, vomita. Aunque el efecto pedagógico que se busca es muy otro. En medio de la interacción, el colectivo de niños interactuados puede expulsar al débil del aparato en marcha, lo que resulta muy instructivo. Se propone, desde estas líneas, llenar el aparato de pedagogos y agitarlo convenientemente.

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