Ha caído en mis manos la última obra de Cissé Soravilla, Submarino pirata sorprendido por una tormenta, bolígrafo rojo sobre papel, 2014, 27,9 x 21,6 cm, colección particular.
La obra es impresionante y la técnica aúna en un mismo escenario el disegno renacentista con la reflexión matérica contemporánea. El mismo trazo que esquematiza el ensoberbecimiento de la tecnología se metamorfosea en pura violencia atmosférica y metafísica. La línea titubeante que circunda los frutos de la técnica deviene firme impulsada por la furia marina, mostrando la paradoja de una ciencia temerosa ante una aplastante evidencia.
En cuanto a la técnica y soporte del grafismo, resaltaríamos el papel rasgado por la acción del bolígrafo. El accidente tan casual como premeditado es imagen viva del abismo que separa la concepción mecanicista del puro devenir de la naturaleza, azaroso y escrupulosamente ajeno al acontecer humano. Contemplamos el relato del fracaso del empeño por domeñar el medio natural, inasible y a la vez inagotable alimento de la ambición humana, que se ve quebrada, como el papel, al enfrentarse a su ínfima importancia en el orden universal de las cosas, que es implacable, contundente, tal y como nos recuerdan los furiosos trazos que representan la corriente marina que arrastrará al submarino pirata hacia su fin, buscado tal vez que imprevisto.
En definitiva, una obra que nos obliga a cuestionar nuestro papel preponderante en las cosas de este mundo, al tiempo que analiza críticamente el afán depredador del progreso industrial. He dicho.
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