Samuel Clemens, Mark Twain para los amigos, es un escritor magnífico. De verdad. Un clásico de la cabeza a los pies. Y aunque tenemos la manía de asociar Tom Sawyer o Las aventuras de Huckleberry Finn con la literatura juvenil, dicha juvenil como si dijéramos menor (¡qué disparate!), son dos grandes obras maestras que merecen estar al lado de las más grandes obras de la lliteratura occidental.
Estos días he leído una selección de cuentos de Mark Twain que ha publicado Debolsillo, bajo el título Cuentos selectos. Son varios los traductores, y algunos de los cuentos eran todavía inéditos en castellano, mientras que otros son viejos conocidos. Aún así, nos da la risa leyéndolos, porque el sentido del humor de Samuel Clemens es incombustible. Algún pedante asocia el humor con una literatura de segunda, como si todas las obras verdaderamente literarias tuvieran que ser tostones sesudos y tristes, pero yo respondo preguntando al pedante en cuestión si se ha leído El Quijote, y no hay más que decir.
Yo les recomiendo a Mark Twain, así, en general. Sus cuentos son un buen comienzo, pero no tendrían que ser un final.
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