¿Cómo tendría que llamarse la ciencia que estudia las ventosidades del vientre que se expelen por el ano?

No se trataba de una adivinanza, sino de pedir una opinión, un parecer a los amables lectores de El cuaderno de Luis. Se trataba de bautizar la ciencia que estudia las ventosidades del vientre que se expelen por el ano, llamadas generalmente pedos. Pese a la capital importancia de este estudio desde el punto de vista antropológico (la aproximación cultural al pedo varía de una sociedad a otra) como desde el punto de vista físico (la generación de biometano ¿afecta nuestro sistema climático?), sin olvidarnos de cuestiones éticas, químicas o médicas de la mayor importancia (peerse ¿es pecado?, ¿qué compuestos químicos convierten una función orgánica sana y deseable en un martirio para el prójimo?, ¿es posible detectar enfermedades por el olor del pedo?), pese a la capital importancia de esta disciplina científica, decía, ésta no tiene un nombre universalmente reconocido. He aquí la razón de la encuesta y el motivo de tan original método reivindicativo de una nueva disciplina científica.

Se propusieron varias palabras, basándonos en las raíces griegas y latinas del sustantivo pedo y del verbo peer(se). En griego, cabe distinguir entre una voz popular y malsonante que designa al pedo (que se pronuncia algo así como claniós) y una voz culta (panitós, más o menos). Los romanos, en cambio, no hacían ascos a ninguna de las voces, pues el cuesco era pájaro de buen augurio, y tanto el verbo pedere como el sustantivo peditum eran de uso común.

Las palabras propuestas, en orden alfabético, fueron: Clanialogía, Panitariología, Pederelogía, Peditología, Pedología, Perdología y Perdonalogía.

El público se inclinó mayoritariamente por la raíz latina y votó Peditología, que se llevó la mitad de los votos. Añado, a modo de comentario, que me hubiera gustado una victoria de Panitariología, la que hubiera sido mi elección, pero el público tenía, en este caso, la última palabra. Panitariología se llevó una tercera parte de los votos y Pedología, el resto. Las demás opciones no merecieron la consideración del común.

Como concluyó Dante en el Capítulo XXI de su Inferno: Ed elli avea del cul fatto trombetta. Amén.

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