Entre yates y arena (Gran Premio de Abu Dhabi 2012)


La respuesta de Ferrari al predominio de Red Bull.

La exageración es la norma del Gran Premio de Abu Dhabi. En medio del desierto se alza un conjunto de edificios tan modernos y tan horteras que quitan el hipo. Todo es un despropósito. Aquí sobran los petrodólares y todos acuden por ver qué cae. Yo soy de los que piensa que la Fórmula 1 europea era más elegante que todo esto, pero la televisión manda y el negocio es el negocio, que diría aquél.

La carrera también fue un despropósito. En los entrenamientos, Vettel (Red Bull) se quedó sin gasolina y tuvo que salir el último. Al final, después de algunos cacharrazos y dos salidas del coche de seguridad, acabó tercero y le aguó la fiesta al Ferrari de Alonso, que acabó segundo después de hacer una gran carrera. Nadie daba un duro por ninguno de los dos; del Red Bull decían que lo tenía difícil, saliendo desde tan atrás; del Ferrari, que iba bastante por detrás de todos los demás y que suerte tendría de no acabar el último. En carrera, sin embargo, las cosas salieron como menos espera uno, y ya está bien que sea así.

Ganó un Lotus Renault, lo que también me hace sonreír, porque está bien que vuelvan los de siempre.

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