En esta campaña, comprobaremos una vez más de qué es capaz cualquiera por llevarse unos votos consigo. Examinaremos ahora los lemas y carteles de los partidos políticos con más posibilidades de llevarse a casa algún diputado en el Parlamento de Cataluña.
Comencemos por CiU. Podría haber optado por una campaña dirigida a su electorado de toda la vida, como ésta:
Pero ha optado por una campaña sobria y contenida, que desmiente el mesianismo del que se acusa al señor Mas, principal candidato de la coalición de la derecha nacional catalana. Eso es lo que dicen los publicistas, pero véase:
Traducido dice La voluntad de un pueblo y debajo, CiU, hagámoslo posible. En los carteles que se ven en la calle, sólo se ve al Líder alzar la mano derecha, que mantiene en alto mientras le aclaman los de su propio partido, que forman un mar de banderas. El triunfo de la voluntad. La frase anterior va con segundas.
La imagen también recuerda los carteles de propaganda soviéticos, con el Gran Hermano en primer plano y las banderas detrás. La imagen y el lema identifican al candidato con el pueblo; atacar al candidato sería atacar al pueblo; el pueblo soy yo, yo soy el pueblo; etc. Un clásico.
No esperaba menos de un partido nacional muy hacia la derecha, que siempre ha practicado la máxima de estás conmigo o contra la Patria, y no hay más elección que ésa. Venga el Mesías a llevarnos a la Tierra Prometida, saluden al Guía del Pueblo Elegido... En resumen, lemas y métodos de probada solvencia propagandística. Populismo en estado puro. Así las cosas, como de todos es sabida la afición del señor Mas por el timón que manejaba el que fue su abuelo, podrían haber copiado este cartel:
El resultado habría sido muy parecido, tendría su gracia y no se perdería nada del mensaje original que quiere transmitirse. Lo dicho: con estos recursos gráficos, psicológicos y mediáticos, ganarán las elecciones. De calle.
Ahora viene la otra derecha, la española.
Podría ser la segunda fuerza política en número de parlamentarios. Quizá lo consiga. Todo dependerá de los socialistas, de cuánto se hundan en la miseria de la pérdida de electores. El lema del PP es de una profundidad metafisica que abruma, pero la puntuación no es correcta. Faltan dos comas y la coma tendría que ser sustituida por un punto y coma o por un punto. Por lo demás, vale.
No dice nada nuevo, ni nada viejo. Por no decir, no dice nada. Catalunya, sí; España, también; y ya puestos, Uganda. Pero emplea un ingenioso juego de palabras que gira alrededor de la eñe, que en catalán se escribe ny. El juego tiene un símil gráfico, una bandera amarilla reversible, con cuatro rayas a un lado y dos al otro. Por lo demás, el cartel es de un soso inefable y la fotografía de la candidata no ayuda.
Vengan los socialistas.
Su lema principal es Federalisme (Federalismo), acompañado de L'alternativa sensata. ¿Lo leen bien? ¿Lo han visto? ¿El lema no era NO? El gráfico ya demuestra que explicar en qué consiste el federalismo nos amargará la fiesta. Las manchas negras a cada lado apagan el mensaje del centro. Se lee NO NO y algo en medio. El grafismo de este anuncio es un (mal) poema sincretista.
El desconcierto del letrero ayuda a que uno se pregunte por qué el federalismo es una alternativa sensata. Puede serlo. También podrían serlo muchas otras. ¿Es sensato el federalismo en sí mismo? Tanto como sensato o razonable pueda ser un Estado con prefecturas, como el francés, no me digan que no, o la Confederación Helvética, que no tiene nada que ver ni con los jacobinos ni con los federalistas. Les gustará más o menos un modelo u otro, pero no pueden negarle sensatez al sistema político de franceses o suizos.
También es sensato preguntarse en qué c... se diferenciaría un Estado de las Autonomías como el presente de un hipotético Estado Federal como el que se predica. ¿En las competencias? Las mismas, prácticamente. ¿En el sistema de financiación? Nada que no pueda arreglarse sin meternos en el lío de reformar constituciones y estatutos (todos) con una buena Ley Orgánica. Así que es lícito preguntarse si proponer el federalismo en estas alturas del guión es sensato o una completa insensatez, dejando a un lado que el federalismo pueda ser sensato en esencia o potencia.
Vista la propaganda, se deduce muy fácilmente que ganar, lo que es ganar, los socialistas no ganarán estas elecciones; perder, perderán seguro. Fijo. Años de mensajes confusos y obtusos, el abandono sistemático de la socialdemocracia a cambio de abrazar los mismos ideales patrióticos que la derecha nacional y el padecimiento de alianzas imposibles una vez en el poder han pasado factura. Es decir, los electores socialistas de toda la vida han enviado a la mierda al PSC (han sido traicionados, dirá alguno) y quedan apenas un puñado de fieles. Tardarán mucho en levantar cabeza.
ERC se anuncia como la izquierda de un nuevo país (se supone que es Cataluña) y con un lema simple: Ganemos la independencia. En otros carteles, el lema es más simple todavía: Independencia. No se les puede negar que van directos al grano. Desde el punto de vista de la mercadotecnia, bravo.
Pero el lema de ERC contiene un problema ontológico casi severo. ¿De qué nuevo país hablan? ¿Qué novedad es ésa? Si hablamos de una entidad geográfica, el significado más correcto cuando se emplea la palabra país, las fronteras de Cataluña actuales datan de la división provincial de 1833. Son relativamente recientes, pero nuevas, nuevas, no. Si se trata de una cuestión de identidad nacional, va por gustos. Uno remontará esa identidad hasta los tiempos de Carlomagno y otro, hasta el nacimiento del nacionalismo catalán contemporáneo, que se formalizó, como muy pronto, a finales del siglo XIX. Nuevo, nuevo, tampoco será, en cualquier caso. Cataluña, ya como entidad geográfica, ya como nación (antropológica), no es nada nuevo, es algo que lleva un siglo o dos por ahí dando vueltas (o mil años, si prefieren). Ahora bien, si se identifica país con Estado, algo que suele suceder, entonces, vale.
Llegados a esa conclusión, uno tendrá que preguntarse cómo serán las derechas si éstos son las izquierdas del Estado por nacer. Quizá no distingan entre una mano y la otra y confundan babor con estribor. Confusión a la que sumar la del símbolo nacional de ese nuevo país, porque no queda claro por qué bandera se decantan los de ERC, si por la que lleva el triángulo azul de un Estado Federal, si por la que lleva la estrella roja de un régimen socialista o si por la bandera de la Corona de Aragón, que es la oficial de nuestra Comunidad Autónoma. La erre de Republicana nos hace sospechar que promueven una república, pero ¿socialista o federal? Qué lío.
Dicen de ellos mismos que son la izquierda. Ojalá, porque ya no queda nadie más. IC-V (la quinta del noventa y nueve, en latín) presenta un lema curioso, el más interesante de todos, a mi entender: ...Y tanto si podemos! (Lo he traducido, pero he respetado la puntuación.) El análisis lingüístico-semántico de este lema daría para muchas páginas y allá cada uno con sus interpretaciones. Pero, ay, está mal escrito.
¿Podemos hacer tal cosa? ¡Y tanto si podemos! No ...Y tanto si podemos! Como mucho, ¡Y tanto si podemos...! Mecachis con la puntuación.
IC-V añade dos frases más, que también traduzco conservando la misma puntuación original: Derecho a decidir sí. Derechos sociales también! Pero ¿qué narices pasa con las comas en este país? Será Derecho a decidir, sí. Derechos sociales, ¡también! Puede sustituirse la coma (,) por los dos puntos (:) en ambos casos, sin problemas; en la segunda parte del lema, puede decirse Derechos sociales ¡también!, ahorrándonos la coma. ¿Pueden fiarse de cómo serán las leyes que redacte un partido que no sabe escribir?
El candidato, el Chaval de la Bici para los amigos, parece El pensador de Rodin un poco chispa o afectado por alguna sustancia estupefaciente. Es un hombre feliz. Digo feliz queriendo preguntar por qué es feliz, a santo de qué. Con la jodienda que nos cae encima y éste, de cachondeo. ¿Qué se ha hecho de los viejos marxistas? ¿No queda un solo materialista histórico, por Dios? ¿Dónde está la izquierda?
El cartel de Ciutadans (C's) tiene un buen logotipo y un lema breve, pero también prescinde de la coma. ¡Otra vez las malditas comas! El cartel tiene un no sé qué de campaña electoral pasada de moda. Es correcto, no más.
También tiene un no sé qué de Machado. Ya saben, que una de las dos Españas ha de romperme el corazón. Un catalán lo tiene peor: tiene las dos Españas y las que vengan, una Cataluña (posiblemente más de una), la Unión Europea (que puede ser con Merkel o sin Merkel), por no hablar del Barça (que no cabía en el dibujo). En fin, un asunto esquizofrénico que explica muchas cosas que nos pasan.
¿A quién quieres más, a mamá o a papá? Da para responder que lo que quiero más es que no sigan tocándome los c..., pero por educación sonreiré y preguntaré qué hay que hacer para sacarse el pasaporte de la República de San Marino, lugar remoto y mucho más tranquilo que éste. Vamos, supongo.
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