La Skrivekluge modelo 1878, número de serie 125.
La Bola Escritora de Nietzsche.
Uno de mis lectores me ha enviado un enlace hacia esta fotografía. Es, atención, la máquina de escribir de Friedrich Wilhelm Nietzsche, el filósofo. Mi sorpresa es mayúscula, pues, hasta donde yo sabía, Nietzsche escribió a mano todas sus grandes obras y consideraciones intempestivas. Por eso, investigué.
Tendremos que mencionar al señor don Rasmus Malling-Hansen, que no era de Cuenca, sino danés y francmasón, además de inventor de mucho renombre y enjundia. ¿Quién no ha oído hablar de Rasmus Malling-Hansen? Era un tipo de mente brillante e inquieta y patentó en 1870 la llamada máquina de bola o bola escritora (Skrivekluge, en danés), la que muchos (particularmente, los daneses) consideran la primera máquina de escribir del mundo. En 1874 volvió a visitar la oficina de patentes para modificar el invento, reduciendo su tamaño y mejorando lo presente. Sucesivas modificaciones hicieron de la Skrivekluge de Malling-Hansen una máquina magnífica, y la única verdaderamente portátil en aquel entonces.
El primer modelo de Bola Escritora de Malling-Hansen, de 1870.
Dieter Eberwein, vicepresidente de la International Rasmus Malling-Hansen Society ha restaurado recientemente la Skrivekluge modelo 1878 con el número de serie 125 que había pertenecido a Nietzsche. Sus investigaciones sobre el particular se han publicado en un libro titulado Nietzches Schreibkugel, publicado por Typoscript Verlag, una editorial especializada en asuntos de máquinas de escribir. El asunto es apasionante.
En 1881, Nietzsche estaba muy enfermo. Bien, eso no es ninguna novedad, pues Nietzsche rara vez estaba sano, pero esta vez perdía la vista por momentos. Escribió a su hermana (la antisemita). Le explicó que iba a comprarse un aparato para poder seguir escribiendo, incluso ciego. Había hablado, dijo, con el inventor de la máquina de escribir, el señor Malling-Hansen de Copenhague.
Recibió la máquina en 1882. Nietzsche había probado antes la Remington modelo 2, pero era un trasto enorme, que no podía llevarse con el equipaje. La Skrivekluge, en cambio, sí. Eso decidió a Nietzsche, que se quedó con el aparato danés.
Pero, ay... Por lo que dice el señor Eberwein en su libro, la máquina sufrió desperfectos durante el viaje de Copenhague a Génova. Nietzsche la llevó a reparar a un mecánico, pero el mecánico no había visto una Skrivekluge en su vida y en vez de arreglarla, acabó por estropearla del todo. Una máquina sólida y bien construída se convirtió en un aparato delicado y caprichoso. Por eso mismo, Nietzsche la empleó en tan contadas ocasiones, y nunca para escribir sus libros más famosos. En total, Nietzsche escribió unas sesenta páginas con su máquina de escribir y el señor Eberwein las recoge todas en su libro.
Finalmente, un poema inédito de Nietzsche, escrito con la Skriveluge número 125 de Malling-Hansen. Ahí va:
Schreibkugel ist ein Ding gleich mir: von Eisen
Und doch leicht zu verdrehn zumal auf Reisen.
Geduld und Takt muss reichlich man besitzen
Und feine Fingerchen, uns zu benuetzen.
Que, traducido muy libremente, será:
La Bola Escritora es como yo: de acero
Que fácil se resiente ---especialmente, cuando viaja.
Hay que tener tacto y paciencia en abundancia
Así como delicados deditos para usarnos.
Para saber más, véase:
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