El verano es parco en noticias. Quiero decir, parco en las noticias de siempre, que son siempre las mismas. Las vacaciones de la política y el descanso de tertulianos dejan la vía libre a las noticias realmente interesantes. Ésta, por ejemplo, no puede compararse, ni de lejos, al tostón de los corruptos y a la murga de las corrupciones envueltas en banderas de colores y titulares de escándalo que tanto nos quita el sueño.
Ésta es la Tierra y ésta, la Luna. Son dos puntitos, ya ven. El punto mayor, la Tierra; el menor, la Luna. Salimos tan pequeños porque la fotografía la tomaron desde 1.440.000.000 km de distancia. La luz que reflejaba nuestro planeta tardó casi 5 segundos en llegar a la cámara fotográfica de la sonda Cassini-Huygens, que anda dando vueltas por el espacio por ver qué hay ahí afuera.
La sonda se lanzó el 15 de octubre de 1997 y costó la friolera de tres mil y pico millones de dólares. Para llegar a Saturno, que es donde está ahora y donde queríamos que estuviera, hizo un viaje largo y complicado. Una parte de la sonda, la Huygens, aterrizó (se escacharró, más bien) sobre Titán hace ocho años. La otra parte, la Cassini, allá la tenemos, de guardia, echándole el ojo al gigante de los anillos.
No deja de causar pasmo y maravilla que una de nuestras cafeteras espaciales ande tan lejos de nosotros. Porque 1.440.000.000 km es algo más lejos que de aquí a Teruel. Y eso no es nada, que las distancias en el espacio son cosa de quitar el hipo, que la estrella más cercana al sol cae 12.614.400.000.000 de veces más lejos que Saturno, que es como ir de aquí a la esquina.
Fíjense en esta otra fotografía. Los de la NASA, muy amablemente, han añadido una flechita. Ese puntito mínimo y brillante somos nosotros. Todos nosotros, quiero decir. La Tierra. Ahí salgo yo, ¿no se me ve?
¡Qué pequeñitos que somos! ¡Qué poca cosa! Da gusto vernos así, más cerca de lo que somos en verdad de lo que creemos que somos. ¡Sólo así nos damos cuenta! Ante esta evidencia, andar con banderas y odios y pretender ser más que el vecino se antojan enfermedades del cuerpo, no virtudes del alma.
De verdad que el puntito visto desde Saturno sobrecoge el ánima, el ánimo y lo que venga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario