Lo que pagamos y lo que recibimos a cambio


El consejero de Economía y Conocimiento (sic).

Se ha publicado recientemente un balance entre los impuestos que pagan los catalanes y el gasto del Estado en Cataluña relativos a 2011. Copio la nota de prensa publicada por el Departamento de Economía y Conocimiento (sic) de la Generalidad de Cataluña: En 2011, Cataluña fue la tercera Comunidad Autónoma en captación de recursos tributarios al sistema de financiación autonómico, pero la décima en recursos per cápita recibidos una vez aplicado el modelo de redistribución vigente.

Como tiene que ser, lo normal. No veo nada escandaloso, les juro.

Es norma de los sistemas impositivos que quien tenga más, pague más, y que quien gaste más, más pague. Con ese dinero público (de todos) se procurará gastar más en quien más necesita (el enfermo, el parado, el estudiante...). El político gobernante decidirá si este dinero es más necesario en carreteras o autovías, en hospitales o embajadas, en aviones militares o buques oceanográficos, en el fomento de la industria o en el sustento de los que menos tienen. La política es eso.

Nos gustaría que todos nosotros recibiéramos una misma porción del gasto público, pero eso sería injusto y no podría satisfacer la finalidad de los impuestos. Más justo sería que todos nosotros tuviéramos garantizados unos derechos universales mínimos (educación, sanidad, servicios sociales, justicia, etc.) y a partir de ahí, hablamos.

Pero el reparto del dinero de los ricos entre los pobres está mal visto por los ricos, que prefieren repartirse entre ellos el dinero de los pobres. Quien más tiene, más quiere para sí y menos quiere dar a los demás, es ley de vida. He ahí por qué el pago de impuestos no es voluntario, sino que obedece a una coacción del Estado; he ahí el porqué de la evasión de impuestos o del comportamiento del sistema financiero.

Los impuestos se aplican sobre las personas físicas o jurídicas (personas o empresas). Los territorios no pagan impuestos, de la misma manera que no pueden ejercer el derecho al voto o recibir una pensión, asuntos propios de las personas. Dejando a un lado las tasas e impuestos municipales o autonómicos (IBI o Sucesiones, por ejemplo), un español de Cuenca paga los mismos impuestos que uno de Tarragona y una empresa ceutí lo que una de Vigo.

Pero vayamos al grano.

Esta es la persona que tiene que poner orden en nuestra economía.
Pero primero ordenará su despacho, que no encuentra los papeles.

Si la media de los impuestos que paga un español al Estado es 100, un español catalán pagará 119,1 euros de media, porque, de media, el español catalán gana más dinero, consume más y tiene un patrimonio mayor que la media de los españoles. Es un 19% más rico.

Si la media del gasto público del Estado por español es 100, la que se hace en Cataluña dividida por el total de catalanes sale a 99,4.

En este gasto, no se contabiliza el gasto público de los ayuntamientos o de la Generalidad de Cataluña financiado con tasas e impuestos propios. Tampoco se contabiliza el sistema de pensiones de la Seguridad Social (en el que Cataluña recibe más dinero que aporta desde hace años). Hay que considerar que más del 90% de este gasto público del Estado en Cataluña lo gestionan en realidad la Generalidad de Cataluña, las diputaciones y los ayuntamientos catalanes.

Pasa por listo, pero lo cierto es que no sabe cuadrar las cuentas.

Decíamos que un español paga 100 y un español catalán, 119,1; un español recibe 100 y un español catalán, 99,4. De ahí vienen muchas quejas, que insinúan que pagamos casi 20 más que recibimos. Pero, atención, el primer 100 y el segundo 100 no valen lo mismo.

Emplearé los datos oficiales que publica el Banco de España y el Ministerio de Hacienda.

En la siguiente tabla, aparecen los ingresos líquidos del Estado, en millones de euros. Entre paréntesis, el tanto por ciento de estos ingresos que corresponden al IVA, al IRPF y a los impuestos sobre el Patrimonio. Hay que considerar que otros impuestos y tasas (Sucesión o IBI, por ejemplo) corresponden a los Ayuntamientos y las Comunidades Autónomas y no entran en este cómputo. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen en cuenta aparte.

Ingresos del Estado (líquidos, en millones de euros)

2007, 159.840 (82,8%)
2008, 129.335 (77,4%)
2009, 102.038 (75,5%)
2010, 127.337 (82,9%)
2011, 104.145 (86,6%)
2012, 123.344 (55,9%)

En la siguiente tabla, aparecen los gastos líquidos del Estado, en millones de euros. No se contabilizan los gastos generados con las recaudaciones antes mencionadas de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, porque no son del Estado, pero sí las transferencias del Estado a las Comunidades Autónomas.

Gastos del Estado (líquidos, en millones de euros)

2007, 139.704
2008, 148.082
2009, 189.319
2010, 179.572
2011, 151.095
2012, 152.357

Hagan cuentas. En 2011, de media, cada español pagó 1.917 euros y 17 céntimos en IVA, IRPF y Patrimonio. Los españoles afincados en Cataluña, 2.283 euros con 35 céntimos, de media, que son 366 euros con 18 céntimos más.

El gasto público medio del Estado por español salió a 3.211 euros con 85 céntimos. El gasto público medio del Estado por catalán, 3.192 euros con 58 céntimos, 19 euros con 27 céntimos menos que la media nacional. De estos tres mil y pico euros, poco más de 2.900 los administramos los propios catalanes como nos da la gana a través de los ayuntamientos y la Generalidad de Cataluña. Recuerdo: pensiones de la Seguridad Social aparte (donde Cataluña recibe más que paga).

La verdad, nos quejamos de vicio.

Lo que tendríamos que preguntarnos es por qué, con el mismo volumen de gasto público por habitante que el resto de España, gastamos mucho menos que los demás en hospitales, escuelas, ayudas sociales o empleados públicos. ¿En qué se nos va el dinero?

¿Por qué en Cataluña se recorta más y peor que en el resto de España?

La única conclusión posible es que los gobernantes de la Generalidad de Cataluña son muy malos gobernantes desde hace muchos años, y ésta es una afirmación objetiva y sobradamente probada.
 

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