Complejo de dinero


Una mujer de la alta sociedad, derrochadora y dilapidadora de capitales, acosada por deudas y deudores, topa con un profesor adicto al psicoanálisis y acaba en un sanatorio mental. Rodeada de personajes pintorescos, vivirá su complejo de dinero con la esperanza de una herencia. Pronto se sumarán los demás personajes: un aristócrata ruso que acude al sanatorio para librarse de su alcoholismo, la novia del aristócrata ruso, su secretario idiota, Henry, un hombre de negocios imposibles, el hijo ateo de un pastor protestante, la mujer de un suicida... ¡No tiene desperdicio! De juerga en juerga, la historia de nuestra paciente parece ligera e hilarante, pero las va dejando ir contra la sociedad que nos ha tocado vivir, y en su época dio mucho que hablar.

Indagando un poco por aquí y por allá, descubrimos que la novela es casi autobiográfica. Franziska von Reventlow, la oveja negra de una familia prusiana de las de antes, de las de verdad, y oveja negra negrísima, también se casó por conveniencia, tuvo problemas de dinero y su vida bohemia y liberal parecía el juego de la oca: de escándalo en escándalo y tiro porque me toca. Amiga de Rilke, Brecht o Bachmann, escribió en los periódicos por ganar cuatro perras con las que ir tirando, y lástima que no hubiera escrito más, dicen. Eso explica en gran parte el follón que provocó en su día Complejo de dinero, por denunciar sin vergüenza muchas de las hipocresías de la alta sociedad encopetada y distante de los primeros años del siglo XX.

La edición es de Periférica y la traducción de Francisco de Richard Gross. Un libro para curiosos y entendidos, pero también para cualquiera que quiera pasar un rato entretenido.

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