No faltan los agoreros que dicen espera y verás, mentando las capas freáticas y los corrimientos de tierras, pero la tuneladora Barcino, un espeluznante gusano mecánico de trece metros de diámetro, ha abierto el túnel justo al ladito de la Sagrada Familia y no se ha acabado el mundo. A decir de los expertos, el templo se ha movido un milímetro, cuando se ha movido; nada. Ahora le toca el turno a la Pedrera, que ése sí que es edificio de categoria y prestigio, de los que no hay dos. De aquí a dos días comenzarán las obras para poner pilones y pantallas protectoras y los vecinos se van a poner de los nervios. Como son vecinos ilustres y no vecinos de chichanabo, como los de la Sagrada Familia, ya verán ustedes el follón que arman. Si no, al tiempo.
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