El Reglamento del Congreso de los Diputados concede el derecho a los diputados elegidos por una circunscripción de fuera de Madrid a recibir una dieta (ayuda, la llaman) mensual de 1.823,86 euros. Esta dieta sirve, en teoría, para afrontar los gastos de alojamiento y manutención de los que tienen que hacerse cargo por ser diputados. Si el diputado ha sido electo en la circunscripción de Madrid, la ayudita queda en 870 euros al mes.
Ha habido diputados que han renunciado a estas dietas. Por ejemplo, los presidentes del Congreso de los Diputados y del Senado (donde cobran una dieta parecida). Como los dos, los señores Posada y García, tienen casa en Madrid, consideraron un gasto innecesario del erario público cobrar esta dieta y renunciaron a ella el primer día.
Ahora bien, sesenta y pico diputados elegidos en las provincias cobran esa dieta... y tienen casa en Madrid, donde residen habitualmente.
De tal número de espabilados, sólo uno, el señor Cantó, diputado por Valencia de UPyD, ha renunciado a esta ayuda y a la conexión grátis a internet desde su domicilio, que también se ofrece a todos los señores diputados. También se les ofrece viajar grátis en tren y en avión, aunque cobren dietas por desplazamiento. Y más.
Aprovechando la ocasión, UPyD ha hecho pública la intención de presentar una proposición de ley para reformar el reglamento de las Cortes Españolas, subrayando que un tipo con residencia en Madrid no pueda cobrar la dieta de alojamiento y manutención sólo porque, en vez de ser elegido por Madrid, lo que sería lo lógico, ¿verdad?, lo ha sido por Soria, por decir algo. Quien dice Soria, dice Pontevedra, da lo mismo.
Proponer tal cosa y montarse la de Dios es Cristo ha sido una.
El señor Posada, presidente del Congreso de los Diputados, militante del PP, ha dicho que, así, de sopetón, él no retiraría la dieta a sus señorías, pero que ya vería en qué acaba todo esto. Ha añadido, ahí queda eso, que el actual sistema de dietas de alojamiento y manutención ha funcionado muy bien hasta ahora (sic). Además, ha recordado que sus señorías llevan un tiempo sin subidas salariales... Pero él recibirá la propuesta, la tramitará y entonces hablaremos. Muy profesional.
Los socialistas, en cambio, han respondido airados. Se lo han tomado mal. La señora Rodríguez, que es la portavoz de su grupo parlamentario, habla de un populismo inaceptable y menta a la señora Díez, la líder de UPyD, diciéndole de todo menos bonita. No vamos a negar que lo más fácil es meter el dedo en la llaga de los privilegios de la clase política, y que el pueblo, rencoroso y vil, se regodeará con ello. Todos sabemos que hay asuntos más serios que éste en juego. Sea como sea, la señora Rodríguez sacaba espumarajos por la boca, porque la señora Díez, además, le cae como una patada en los mismísimos.
El portavoz adjunto del PP, el señor Hernando, tampoco se ha tomado muy bien la propuesta de UPyD. Eso sí, no considera que la propuesta sea populista. Es demagógica, aclara. Ha señalado que la retribución de un parlamentario no puede depender de su patrimonio personal (y en eso le doy la razón) y que el sueldo de un diputado español es miseria y compañía si se compara con el sueldo de cualquier otro diputado europeo (y tengo que decir que vuelve a tener razón).
En todo caso, si resulta que el diputado por Soria (por seguir con el ejemplo), vive en Madrid y no en Soria, la dieta se aplicaría para que visitara Soria y pudiera conocer la circunscripción que le eligió. A eso le llamo yo una interpretación un tanto torticera de las intenciones del legislador, pero él la ha dejado ir con alegría y desparpajo y aquí no ha pasado nada.
El portavoz del PNV, en cambio, el señor Erkoreka, con dos kas, ha hablado de coherencia. O se vive en Madrid o no se vive en Madrid, ha dicho, y se ha de ser coherente con ello, chúpate ésa. Los periodistas se han quedado sin saber si votaría a favor o en contra de la propuesta de UPyD, y el vasco, ahí va, pues, cagüendiós, vengan unos chiquitos, ha mareado la perdiz.
En cuanto al señor don José Antonio Duran i Lleida, de CiU, no estaba presente en esos momentos, pues hacía la siesta en su suite del Hotel Palace. Ese problema de los gastos de manutención le queda muy lejos.
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