Malí es un país pobre. La mitad de los malienses viven con menos de un euro al día y la renta per cápita está alrededor de los mil euros al año. Ésa es una de las razones que explican una de las tasas de mortalidad infantil más altas del mundo y una vida media de los malienses que no supera los 50 años.
Sin embargo, Malí puede considerarse un ejemplo en muchos aspectos. En 1991, un golpe de Estado impulsó una constitución democrática. Desde entonces, Malí ha vivido en democracia, con un presidente, un parlamento, partidos políticos, un sistema judicial independiente y unas fuerzas armadas, hasta ahora, bajo control civil. Pero parte de los tuareg, con el apoyo logístico de Al-Qaeda y otras organizaciones semejantes, se alzaron contra el gobierno maliense, exigiendo la independencia. Un mes después, en marzo de este año, los militares malienses dieron un golpe de Estado alegando falta de firmeza del gobierno contra la rebelión.
La guerra, de la que apenas se ha hablado en Occidente, hizo huir a doscientas mil personas de sus hogares en las regiones de Tombuctú, Kidal y Gao e instauró el Estado Islámico de Azawed, que nadie reconoce. Los islamistas de Ansar Dina, el partido único detrás de esta rebelión, aplican la sharia sobre la población y la someten a la tiranía. Ayer mismo, a modo de ejemplo, flagelaron en la plaza pública a un varón y a una mujer por haber tenido un hijo sin estar casados. Doscientos latigazos, cien a cada uno. La Unión Africana y la Comunidad Económica de África Oriental están a favor de una intervención militar internacional para expulsar a estos salvajes, mientras los islamistas moderados, asustados por haber parido un monstruo, están negociando con el gobierno de Malí.
Mientras tanto, la democracia ha regresado al país. Un mes después del golpe de Estado, los militares cedieron ante la presión internacional y un presidente interino tomó posesión del cargo el pasado 12 de abril.
En marzo, ante la situación bélica, la Dirección General de Españoles en el Exterior y de Asuntos Consulares y Migratorios hizo una sugerencia al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. En vista de la situación política y de seguridad de Malí, proponía la suspensión temporal de las adopciones internacionales. Hoy, los informes recibidos desde la embajada de España en Bamako, capital de Malí, insisten en que no existen las garantías suficientes para la adopción de menores procedentes de Malí. Además, añade el señor embajador, el pasado diciembre se aprobó en Mali el Código de las Familias y las Personas, que está promulgado, publicado y en vigor, y en cuyo artículo 540 se suprime la adopción internacional, indicando que la adopción-filiación sólo puede solicitarse por personas malienses.
En suma, han cesado las adopciones de niños de Malí por familias españolas. Dicho de otra manera, once bebés de Malí no podrán ser españoles; prácticamente todos eran menores de dos años. Todas las familias adoptantes eran catalanas y algunas llevaban tramitando la adopción desde 2006. Otras veinticuatro familias catalanas podrán seguir adelante con el proceso de adopción porque la tramitación del mismo ya corre a cuenta de la burocracia maliense, mucho mejor organizada y más eficiente que la burocracia de la Embajada de España en Malí.
Porque los padres que han adoptado niños en Malí nunca han ocultado al que esto suscribe el disgusto y la lentitud con el que la Embajada de España en Malí tramita los papeles necesarios para la adopción de un niño maliense. De primera mano, sé de niños adoptados que han viajado a España con el pasaporte maliense y no el español porque la Embajada de España en Malí se había quedado sin tinta para imprimir los pasaportes españoles, y la embajada llevaba sin esa tinta ¡dos años! ¡Qué tinta tan rara y especial!
Ante estos hechos, las familias que han adoptado niños en Malí y las que estaban en proceso de adopción han reaccionado como era de esperar, con indignación, y responden al cierre de Malí a la adopción internacional con estos argumentos.
El primero, sobre la seguridad de los españoles. Las familias que han viajado a Malí para recoger a sus hijos viajan a Bamako, la capital, que queda muy lejos del conflicto tuareg. Bamako es una ciudad tan segura como Barcelona, confirman estas familias. Añaden que ningún otro país extranjero ha paralizado el proceso de adopción en Malí.
El segundo, sobre la interpretación que hace el embajador del nuevo Código de Familia. No corresponde al embajador interpretar el artículo 540 de dicho código. Que permita o no permita las adopciones internacionales no dependerá de la diplomacia española, sino de los jueces de Malí y de su Tribunal Constitucional, que son los que tienen la última palabra y por ahora no han interrumpido ningún proceso de adopción internacional.
El tercero, sobre la legalidad de las adopciones. Como se ha dicho antes, son los jueces malienses los que sentencian si una adopción de un niño maliense es válida, y desde enero de 2012 hasta ahora, han sido adoptados más de cincuenta niños malienses por familias españolas, sin que nadie, ni en Malí ni en España, haya cuestionado su legalidad. El funcionamiento de la administración y la justicia de Malí ha sido ejemplar. El de la Embajada de España en Malí, en cambio... A qué vienen las dudas sobre la legalidad de las adopciones en la Embajada de España en Malí es algo que no se explica.
Desde El cuaderno de Luis les invito a reflexionar sobre este asunto. Los padres adoptantes de niños de Malí han publicado esta nota, en http://hijosdemali.wordpress.com/. Les invito a leerla y a sumarse a su reivindicación, si lo desean. También les proporciono un enlace ministerial donde se avisa de las situaciones de riesgo en Malí, éste.
Ojalá se resuelva bien pronto este problema, con bien para todos.
Estimado Luis:
ResponderEliminarSoy una adoptante española en Malí. He estado residiendo varios meses en Bamako para poder traerme a mi hija. Entiendo la indignación de las familias afectadas, pero no comparto muchos de sus argumentos. En primer lugar, Bamako no me pareció una ciudad insegura (aunque mi estancia fue inmediatamente anterior al golpe de estado), me moví por la zona urbana con total libertad, mujer, sola, sin ningún tipo de incidente negativo. Concí muchas familias españolas que llegaban a buscar a sus hijos, la mayoría habían realizado su proceso por Ecai. No entiendo cómo estas familias pueden tener un concepto de seguridad/no seguridad tan tajante, ya que ninguna de esas familias salió del hotel más que para realizar los trámites necesarios para traer al menor o al supermercado, siempre acompañados del representante de su Ecai y en un coche específico. Esa es la verdad: las Ecais no permiten a los adoptantes moverse lo más mínimo por la ciudad, así que las familias carecen, a mi modo de ver, de capacidad de juicio en este sentido.
Por otra parte, España tiene también sus propios códigos internos para la adopción internacional: no se puede ni se debe adoptar en un país en conflicto, y convendrá conmigo que un golpe de estado y una inestabilidad política y administrativa como la actual es motivo razonable para paralizar, ojo, parar temporalmente, no cerrar definitivamente, las adopciones. No es cierto que seamos el único país que ha tomado esa decisión. Entiendo que las familias se encuentren desesperadas, pero créame, es mejor parar un envío de expedientes y dar la opción a esas familias a cambiar de país, y no permitir el envío y que, tras años de espera, ese expediente finalmente no llegue a su curso. La Administración a veces toma decisiones inadecuadas, pero no creo que ésta sea una de ellas, es una medida de protección a los adoptantes, de hecho me extraña que esta medida no se hubiera tomado en el mismo momento del golpe de estado. Podemos pensar qué sucederá con los menores abandonados (que en Malí por suerte no son muchos, aunque un solo niño abandonado ya es mucho), pero hay tantos expedientes de otros países en trámites que dudo que ningún niño adoptable se quede sin hogar. (sigue en posteriores correos)
Emma
(SIGUE)
ResponderEliminarPuede usted pensar que esto lo digo porque ya tengo a mi hija en casa, pero esto es algo circunstancial, la situación pudo haber afectado a la constitución de la adopción de mi hija casi por milésimas de segundo, y aún así seguiría pensando lo mismo. Hay que intentar separar lo personal de lo objetivo, y la realidad de Malí en este momento es que su situación global no es la idónea para la adopción internacional.
Con respecto a la embajada de España en Bamako, comete errores, es obvio, (teniendo en cuenta que el país es harto complicado, y con perspectiva de variso meses, incluso ahora no me parecen tantos errores) pero el tema de la falta de tinta…lo siento, creo que le han informado mal. Los niños adoptados en España llegan TODOS con pasaporte malí, no salen con pasaporte español porque no se inscriben, ni nunca se han inscrito desde que España comenzó a adoptar en Malí en 2007, en dicha embajada (antes unidad consular). Se inscriben en España en el Registro Civil, previa firma de un juez español que da el visto bueno a todos los documentos, y en otros países sucede lo mismo: los menores salen con pasaporte extranjero y visado y se inscriben en España. Lo que sucedió (en Diciembre de 2011) fue una falta de pasaportes físicos; los pasaportes llegan de Canadá (los pasaportes en blanco, evidentemente), y de esto no es responsable la embajada, ya que son documentos malís que se tramitan en la Policía malí de Bamako.
Emma
(sigue)
ResponderEliminarTambién quería matizar eso de que “el problema tuareg sólo afecta al norte”. No es así, el conflicto tuareg es la puerta que han usado grupos terroristas como AQMI y yihaddistas para asentarse en el norte, pero afecta a la estabilidad de todo el país (hay observadores de AQMI en persona viviendo en el mismísimo Bamako desde hace años, eso lo sabe la embajada española), al igual que el conflicto de ETA era un problema nacional, no sólo de Euskadi, por poner un ejemplo, aunque la comparación se queda corta porque AQMI es un grupo mucho más sólido, numeroso, y si cabe peligroso de lo que podía ser el anterior. Esperemos que el islamismo no se radicalice en Malí y empeore la situación.
Dicho esto, envío un abrazo enorme a todos los adoptantes en espera cuyo proyecto de pater/maternidad se verá afectado/atrasado/truncado por esta decisión del gobierno. No dejo de pensar en ellos, mis deseos de lo mejor. Y sobre todo mis mejores deseos a la población malí para que encuentre la paz, la estabilidad y el camino hacia una democracia real.
Emma
Estimada Emma,
ResponderEliminarMuchas gracias por sus observaciones; se las agradezco mucho, de verdad.
Nada es blanco o negro, sino más o menos gris, y en estos casos, además, jugamos con la vida de personas. Por lo tanto, cuantos más elementos para la reflexión existan, mejor.