Ola de calor



Los meteorólogos, especialmente los de la televisión, se llevan las manos a la cabeza con el tremebundo fenómeno meteorológico que se nos está echando encima. La ola de calor arrasará con todo. De día, se alcanzarán los cuarenta grados centígrados en puntos de la Meseta y de Andalucía, así como se superarán los treinta grados en prácticamente todo el Levante. En el interior, mucho calor; en la costa, bochorno; el día, un infierno y la noche, el purgatorio.

Esto va para largo. Durará, por lo menos, tirando bajo, unos días. Sufriremos condiciones tan extremas que ya se ha declarado la alarma roja, ámbar, naranja, lila o carmesí, según el Servicio Meteorológico de turno en cada Comunidad Autónoma. Un sanseacabó.

Los periodistas aprovechan la ocasión para hablar del cambio climático y del fin del mundo. La crisis se abate sobre nosotros ahora en forma de céfiro y los ciudadanos corren por las calles deshidratados y congestionados, pidiendo socorro inútilmente.

En medio de la catástrofe, el Instituto Internacional para la Observación, Análisis y Seguimiento del Clima, con sede en Albacete, la Comisión Ministerial Interdepartamental para Control de las Alarmas Sociales del Gobierno de España y la Red Nacional de Seguimiento de los Fenómenos Atmosféricos han redactado un documento conjunto donde se explica que el fenómeno descrito es, simplemente, el verano.

Pero puñetero el caso que les van a hacer.

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