La anunciada abdicación de Juan Carlos I en su hijo Felipe VI, aparte de meternos de lleno en las páginas de los libros de historia y arrojarnos encima cientos de tertulianos ávidos de micrófono, y ya les regalo yo el cuento, ha provocado un dilema imprevisto.
A saber, si en la cara de las monedas Felipe VI ha de aparecer con barba o sin barba. Se espera un debate encendido e incendiario, imprevisible.
Contribuiremos a enrarecerlo a través de una encuesta al margen, sin validez alguna, que ya comentaremos cuando toque.
No hay comentarios:
Publicar un comentario