Va por don Facundo


Cuentan que a los quince años dejó el pueblo por inútil y marchó a las Américas. Fue a parar a Cuba, donde distrajo los calores destilando ron. En 1862, fundó Ron Bacardí (http://www.bacardi.com/) y le fue bien, muy bien. La destilería de Bacardí es hoy la segunda más grande del mundo y la empresa factura miles de millones de dólares al año. En el pueblo dicen, hinchando el pecho, que don Facundo era uno de los nuestros. Sí, hace muchos años.

El tataranieto de don Facundo, que también se llama Facundo, ha inaugurado un monumento en honor de su tatarabuelo y ha salido en los periódicos. La fotografía que adjunto es de Camila de Maffei y se ha publicado en El Periódico (http://www.elperiodico.com/), y en ella aparece el monumento y don Facundo, el tataranieto de don Facundo. Siglo y medio de Facundos y Bacardíes no está mal, nada mal. Felicidades.

Aunque no sobran rencores. Unos dicen que el monumento recuerda los efectos de una cogorza. Representa las manos de un etilicodependiente que se aproximan con ansia al logotipo del ron Bacardí, pues será este licor el que pondrá fin a la angustia de su abstinencia, afirma el sabio. Ah..., respondemos todos. ¡Cuánta maledicencia, por Dios! A don Facundo le fue bien y los que se quedaron en el pueblo todavía se muerden el puño, de pura envidia. Eso es todo.

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