Sólo come jamón del bueno.
Era cliente habitual de una charcutería en un pueblecito de la Costa Brava de mucho postín. Acudía a media mañana y compraba tantos gramos de jamón del bueno (de Jabugo). Es para mi perrito, decía, que desde que lo ha probado no quiere comer otra cosa. A la vista del pernil, el perrito movía la colita y decia guau, guau, que es lo que dicen los perritos. Los demás clientes exclamaban: ¡Qué monada de perrito!
El personaje en cuestión era la señora de un político y hombre de negocios que fue preso poco después de tanto jamón por trincar millones de euros de las arcas públicas. El caso está sub iudice, que es tanto como decir que están esperando a ver cómo se van a librar de ésta.
Como ven, en este país no atábamos los perros con longanizas, pero algunos personajes dan de comer jamón del bueno a su perrito a costa de los demás. Y los demás, aplauden la gracia, mira tú por dónde. ¡Qué monada de perrito!
La historia proviene del charcutero y no diré más para no ponerlo en apuros.
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