The Lazarus Project (El proyecto Lázaro), de Aleksandar Hemon, editado por Duomo Ediciones, ha cosechado críticas bonísimas aquí y allá, en Europa y en Estados Unidos. A tanto llegaron las alabanzas que la novela ha sido finalista de dos grandes premios norteamericanos, el National Book Award y el National Book Critics Circle Award, ahí es nada.
El protagonista, Vladimir Brik, es un escritor frustrado, nihilista, deprimido y desorientado, un (e/in)migrante bosnio que todavía no ha encontrado un lugar en el mundo al que pueda llamar hogar (un hogar es donde cuando no estás te echan en falta, dice, cuando ve que nadie nunca le echará de menos). El proyecto Lázaro es la aventura que emprende para escribir una novela sobre Lázaro Averbuch, un judío también inmigrante, también residente en Chicago, que fue tiroteado en la casa del jefe de policía de la ciudad en 1908, hace ya un siglo. Le acompaña el recuerdo de su mujer americana (Mary) y su amigo bosnio (Rora), un fotógrafo que vive narrando cuentos y sucedidos.
El relato tiene guiños autobiográficos, los que tiene cualquier novela, pero esta vez parecen mucho más autobiográficos porque la obra es, si no original, sí personalísima. Hemon escribe como le viene en gana, y bien que hace, caramba. Aunque tengo que reconocer que me gusta mucho más al final que lo que me gustó al principio, y más me gusta después de haberla leído. Uno se mete en la obra, poquito a poco. Por eso, al principio, El proyecto Lázaro me decepcionó. En cambio, al final, me ha dejado el sabor de un buen libro.
Más en: http://www.aleksandarhemon.com/
El protagonista, Vladimir Brik, es un escritor frustrado, nihilista, deprimido y desorientado, un (e/in)migrante bosnio que todavía no ha encontrado un lugar en el mundo al que pueda llamar hogar (un hogar es donde cuando no estás te echan en falta, dice, cuando ve que nadie nunca le echará de menos). El proyecto Lázaro es la aventura que emprende para escribir una novela sobre Lázaro Averbuch, un judío también inmigrante, también residente en Chicago, que fue tiroteado en la casa del jefe de policía de la ciudad en 1908, hace ya un siglo. Le acompaña el recuerdo de su mujer americana (Mary) y su amigo bosnio (Rora), un fotógrafo que vive narrando cuentos y sucedidos.
El relato tiene guiños autobiográficos, los que tiene cualquier novela, pero esta vez parecen mucho más autobiográficos porque la obra es, si no original, sí personalísima. Hemon escribe como le viene en gana, y bien que hace, caramba. Aunque tengo que reconocer que me gusta mucho más al final que lo que me gustó al principio, y más me gusta después de haberla leído. Uno se mete en la obra, poquito a poco. Por eso, al principio, El proyecto Lázaro me decepcionó. En cambio, al final, me ha dejado el sabor de un buen libro.
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