Retrocedamos al Primer Imperio. Cuentan que eran tantos los porqueros que por honrar a Su Majestad llamaban Napoleón al cerdo más gordo de la pocilga que Su Majestad, abrumado por tantos honores y haciendo gala de tanta modestia, puso fin a semejante costumbre con un decreto. A partir de ese momento, cito, ningún cerdo tiene derecho a ser llamado Napoleón por su propietario.
En 2007 se publicó un libro que recogía las leyes más absurdas del mundo y se citaban algunos ejemplos, realmente hilarantes, para promocionarlo. El cerdó Napoleón era uno de ellos y el tema despertó la pasión de los picajosos abogados franceses, tan pronto cayó la nota de prensa en sus manos. Tres años después, siguen discutiendo sobre el nombre del cerdo en los foros de jurisdicción porcina en internet.
Pero ¿qué hay de cierto en este asunto? Constan, eso parece, arrestos municipales o de alguna prefectura por llamar Napoleón a un puerco; seguramente, un pique entre el alcalde, los munícipes y un porquero del lugar por un quítame allás esas pajas. El precedente más antiguo es alguna mención del nombre de los puercos en los diccionarios de derecho revolucionarios anteriores a la normalización del Código Civil de 1804. Nada más hasta el Código Napoleón de 1855, que menciona el asunto del nombre del tocino sin entrar en detalles.
En resumen, si usted es francés, puede llamar Napoleón o como le dé la gana a su cerdo.
Sospecho que el rumor tiene un origen culto, incluso político. ¿Han leído Rebelión en la granja, de George Orwell? Parece un cuento, pero es una crítica atroz contra la tiranía del estalinismo. De hecho, Orwell quería que el cerdo protagonista se llamara Stalin, pero acabó bautizándole Napoleón y eso quizá ofendió a los franceses, que todavía no han digerido el asunto de Waterloo. Quién sabe.
En 2007 se publicó un libro que recogía las leyes más absurdas del mundo y se citaban algunos ejemplos, realmente hilarantes, para promocionarlo. El cerdó Napoleón era uno de ellos y el tema despertó la pasión de los picajosos abogados franceses, tan pronto cayó la nota de prensa en sus manos. Tres años después, siguen discutiendo sobre el nombre del cerdo en los foros de jurisdicción porcina en internet.
Pero ¿qué hay de cierto en este asunto? Constan, eso parece, arrestos municipales o de alguna prefectura por llamar Napoleón a un puerco; seguramente, un pique entre el alcalde, los munícipes y un porquero del lugar por un quítame allás esas pajas. El precedente más antiguo es alguna mención del nombre de los puercos en los diccionarios de derecho revolucionarios anteriores a la normalización del Código Civil de 1804. Nada más hasta el Código Napoleón de 1855, que menciona el asunto del nombre del tocino sin entrar en detalles.
En resumen, si usted es francés, puede llamar Napoleón o como le dé la gana a su cerdo.
Sospecho que el rumor tiene un origen culto, incluso político. ¿Han leído Rebelión en la granja, de George Orwell? Parece un cuento, pero es una crítica atroz contra la tiranía del estalinismo. De hecho, Orwell quería que el cerdo protagonista se llamara Stalin, pero acabó bautizándole Napoleón y eso quizá ofendió a los franceses, que todavía no han digerido el asunto de Waterloo. Quién sabe.
Jiji, sí, Napoleó-Stalin i Snowball-Trostky, quin gran llibre.
ResponderEliminarPer cert, corre la veu que Berlusconi ha comprat un llit de Napoleó...
Ara ja té el de Putin (França i Rússia, sempre unides per la història), que és el llit on va cabriolejar amb la Patrizia d'Addario. El Palazzo Chigi, és a dir, el Govern italià, va escriure una nota per negar l'event... és a dir, per negar que el primer ministre hagi comprat el llit de Napoleó. That's Italy, my friend
Que ha comprat el llit de Napoleó? Mamma mia! On anirem a parar! La pregunta és quin dels llits? El d'Elba ja és patrimoni de la República, em penso, i el petit Tondú va dormir en un munt de llits a les campanyes a Itàlia. Potser li han pres el pél, o potser no, però sospito que el llit serà incòmode.
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