De sobras y algo más.
Se calcula que la humanidad produce dos veces y media la cantidad de alimentos que necesita para ir sobradamente alimentada. En el mundo, por primera vez desde hace siglos, muere más gente por enfermedades directamente relacionadas con la obesidad que a causa del hambre. Además, otra novedad: el hambre crece más en los países desarrollados o en vías de desarrollo que en los países subdesarrollados.
En pocas palabras, muchos alimentos no se venden y acaban en la basura. Eso ya sucedía antes, pero ahora sucede con mucha más frecuencia en los países que antes consumían ingentes cantidades de alimentos elaborados. Se dice que la causa final es la crisis económica, que obliga a gastar menos al gran público y provoca pérdidas en el sector de la alimentación. Se abandonan los alimentos más caros y más sofisticados. En vez de una crema de yogur semidesnatado, pero enriquecido con vitaminas y minerales a discreción y adornada con pedacitos de fresitas cortadas al biés, se compra un yogur y punto.
El precio pasa a ser decisivo como argumento de venta. El auge de las marcas blancas se explica por esta tendencia, que también explica el declive de la calidad de los alimentos o de su preparación. Porque una cosa es ahorrar en el coste de la marca y la distribución, pero otra es ahorrar con los ingredientes, y en ésas estamos ahora mismo, luchando ciegamente por reducir al precio a cualquier coste, valga la redundancia.
Lasagna de auténtica carne de vacuno equino.
Eso explica por qué una multinacional hace lasagna con carne de caballo rumano de deshecho y no con carne de vacuno de mediana calidad; por qué las hamburguesas que venden las principales cadenas españolas de supermercados contengan todas carnes de pésima calidad; por qué, en suma, crece el fraude alimentario.
También explica por qué el ministro del ramo dice que él se come los yogures caducados y no le pasa nada y por qué las principales marcas de productos alimenticios presionan para suprimir la fecha de caducidad o consumo preferente de las etiquetas de sus productos. Hay quien sugiere que los supermercados podrían vender productos sin caducar a un precio y caducados, a un precio más bajo: comida para ricos de buena calidad y comida para pobres caducada. No es broma, el tema se discute en Europa, muy seriamente.
Una fecha de caducidad.
El argumento del lobby contrario a las fechas de caducidad es el derroche de los alimentos. Tiramos toneladas y toneladas de alimentos en buen estado sólo porque tienen una fecha de caducidad y no otra.
El argumento es falaz. Tiramos toneladas y toneladas de alimentos porque no los compra nadie, y como no los compra nadie, pasa el tiempo y al final, caducan. Pero no se tiran porque caduquen, sino porque no se han vendido cuando estaba previsto venderlos. La gente no compra estos alimentos porque la oferta es muy superior a la demanda y porque, atención, ya no tiene tanto dinero como antes.
El dilema del yogur.
Vayan a por un yogur y verán: entero, semidesnatado, desnatado, light, azucarado, azucarado y desnatado (palabra de honor), crema de yogur, helado de yogur y mousse de yogur en sus versiones enteras, light o descremadas, yogur enriquecido con calcio y vitaminas de la a a la zeta, yogur griego, yogur de antes, yogur de la abuela, yogur para niños, yogur con bionosequé, que sirve para cagar cuando hay aprietos, yogur con nosecuántos, para empezar el día con salud y tal, yogur líquido, con leche, yogur sin leche (de soja), mil y un yogures. Salta a la vista que sobran yogures.
Las grandes multinacionales quieren suprimir la fecha de caducidad (o de consumo preferente) de sus alimentos porque esos almacenes llenos de comida son costes de producción que no se han visto recompensados con ventas. Son pérdidas económicas. Por eso sostienen que los alimentos caducados pueden ser perfectamente sanos y comestibles. Si estuvieran en mal estado, se vería, añaden.
Congelado ¿una vez o varias?
Falso. Un alimento puede estar contaminado sin que se aprecie a simple vista ni se huela nada malo. La peligrosidad dependerá de muchísimos factores: cómo se ha manipulado, en qué condiciones se ha transportado y almacenado, con qué ingredientes está hecho, cómo se ha envasado... Dos envases de un mismo producto con una misma fecha de envasado pueden ser tales que uno sea sanísimo y el otro, un veneno, porque el segundo se ha descongelado por el camino, por ejemplo, y el primero, no. La razón de una fecha de caducidad es ésta y no otra. A partir de aquí no podemos garantizar que el producto sea bueno, aunque lo sea.
Este movimiento que reclama la supresión de las garantías sanitarias de los alimentos es tremendamente peligroso. Supone un retroceso de los derechos del ciudadano y del consumidor que nos devolvería medio siglo atrás, y un retroceso en la salud pública igualmente notable.
Cuando el producto esté a punto de caducar, deberían de hacer rebajas en el producto. de un 70%-50% y así sucesivamente hasta que se acabe vendiendo. Lo que no es entendible es que las tiendas prefieran tirar el producto antes de rebajarlo.
ResponderEliminarEstamos acostumbrados en los supermercados de Reino Unido, a ofertas " Half price" cuando tienen demasiado excedente, Y son realmente mitad de precio (en España estamos acostumbrados a quedarnos con la etiqueta, porque sabemos que un 50% significa que han subido el precio por unidad o un 2x1 sabemos que la unidad es substancialmente más cara). Todo ello sin evitar que lo que caduque al día siguiente se ponga antes de que cierre el día anterior la tienda a un 70%, para al día siguiente a partir del medio día ir bajando el precio al 50% hasta prácticamente regalarlo a partir de las 7 de la tarde en las zonas ·" reduce to clear" preparadas para tal fin. Es de sobra conocido y muy aprovechado cuando a las 6 de la tarde te acercas al super para hacer la cena de esa noche y preparar el tupper para la comida del día siguiente. Lo que no entiendo es que esta medida no esté más instaurada en otros países.