Contrabandistas en plena actividad criminal.
Con la que está cayendo, este caso puede ser considerado menor, hasta ridículo en comparación, pero es sintomático. Un caso como éste no quedaría impune en un país civilizado, donde no sería tolerado y donde ya se habría cesado de manera fulminante a más de uno, pero en Cataluña (o en España, si prefieren) el suceso es considerado casi un divertimento, una tontería. Pero de tontería en tontería hemos ido sepultándonos en esta letrina, y de esta crisis no salimos haciendo el tonto.
La asociación Avancem cap a la sobirania (Avancemos hacia la soberanía) se da de alta el 14 de diciembre de 2012. Don Guillem Clapès es su presidente. Veintinueve días después, el 12 de enero de 2013, se da de baja por no tener trabajo que hacer, según consta en acta. Pero ¿qué trabajo era ése?
Según los estatutos de la asociación, su principal objetivo era (cito y traduzco) la promoción de actividades relacionadas con el estudio y desarrollo del pensamiento político, social y cultural de los países catalanes (con minúscula, en el original). Más de uno creerá que el actual pensamiento político, social y cultural de los catalanes no da ni para un mes de estudios y por eso la asociación se quedó sin trabajo en tan poco tiempo. Qué maldad, decir tal cosa, qué maldad.
No, no, la razón es otra. Venga el cuento.
El primer (y único) trabajo de la asociación fue un estudio sobre la (posible) ordenación territorial de Cataluña una vez obtenida su independencia. Un asunto de la mayor importancia para el desarrollo del pensamiento político, social y cultural de Cataluña y de cualquier otra parte del mundo, seguramente.
Una propuesta de partición territorial que incluye la conquista de Andorra.
¿Ordenación territorial? ¿No era eso tan límpido y racional de autonomías con gobiernos y parlamentos, diputaciones y provincias, veguerías y consejos de veguerías, comarcas y consejos comarcales, áreas y entes metropolitanos con sus autoridades correspondientes, mancomunidades y mancomuneros, ayuntamientos y munícipes y todos los demás que aparecen entre medio coordinados por un comité interdepartamental del Gobierno de la Generalidad de Cataluña, una comisión pluriforme de representantes municipales, comarcales y vegueros y una eficientísima de coordinación de políticas locales, regionales, nacionales y autonómicas mediante un habilísimo mecanismo de cooperación multidisciplinar? Sí, eso es.
Jordi Ausàs, experto en veguerías y pasos fronterizos, en sus días felices.
La asociación pensó que nadie mejor que un antiguo conseller de Gobernación para realizar el estudio sobre esta futura organización territorial. Fue un suponer que lo tendría por la mano y lo redactaría en un pispás, porque los consellers no hacen otra cosa que pensar en cosas tan enjundiosas. Recuerden que el señor Ausàs fue el autor confeso de la Ley de Veguerías que tanto contribuyó a engrandecer el prestigio de la política catalana, capaz de satisfacer las necesidades más acuciantes de los ciudadanos con rigor, eficiencia y prestancia.
Otro punto a favor de Ausàs. Si hay que organizar el territorio, será mejor que lo organice alguien que lo conozca, ¿no? Puestos a ello, ¿quién mejor que un contrabandista? Conocen todos los rincones de la frontera, los pasos, las vaguadas, los barrancos y los montes. Mejor que la pareja de la Guardia Civil, que le va en ello el negocio.
Pues ¡qué casualidad! Jordi Ausàs había sido conseller de Gobernación y después de serlo había sido detenido en julio de 2012 junto con seis personas más por dedicarse al contrabando de tabaco con Andorra. Lo pillaron con 14.000 euros en tabaco y 25.000 en moneda y lo acusaron de haber traficado con 300.000 euros más de cigarrillos.
Se acusa al señor Ausàs de traficar con tabaco y lucrarse con ello.
No había discusión posible: ¡el señor Ausàs reunía todas las condiciones precisas para trabajar en la asociación!
Además, pobre, tenía que ganarse la vida. Ausàs había cobrado el retiro de conseller, pero éste ya se había agotado y él tenía que comer, caray. El tabaco fue su única opción. Para disimular, cotizó como autónomo a partir del 1 de noviembre de 2011. En julio de 2012 le pillaron. Hace poco, también acusaron del mismo delito a su mujer y a su suegra. Cuando quedó a la espera de juicio, se dijo que no valía la pena seguir disimulando y se dió de baja de autónomo el 30 de noviembre de 2012. El señor Ausàs volvió a quedarse sin fuente de ingresos.
Entonces apareció Avancem cap a la sobirania, que contrató al señor Ausàs. El conseller contrabandista sólo consiguió un contrato laboral temporal de 26 días como auxiliar administrativo. Cobró 1.150 euros brutos por todas las molestias. Fue el único trabajador que ha tenido nunca la asociación.
El señor Ausàs perdió el trabajo, pero habiendo sido despedido por la asociación, comenzó a cobrar el subsidio de desempleo (el paro), lo que no había podido cobrar ni cuando se le acabó el retiro como conseller ni dándose de baja voluntariamente como autónomo. Como había cotizado como maestro de escuela durante años, tenía derecho a ese subsidio.
Mientras tanto, la asociación Avancem cap a la sobirania se quedó sin trabajadores y sin trabajo y ese mismo día, visto el percal, con el informe del señor Ausàs como único resultado de sus cuitas, cerró y se disolvió.
Quizá se entienda mejor esta desgraciada iniciativa laboral, societaria y política si se considera que el señor Ausàs, además de trapichear con tabaco, milita en ERC, aunque se le suspendió la militancia cautelarmente (es decir, por si acaso). Fue ERC la que creó la asociación Avancem cap a la sobirania, que compartía su sede social con la sede del partido en la calle Calabria. De hecho, el espacio de la asociación era una mesa en la que el señor Ausàs dibujaba mapas de Cataluña llenos de comarcas y veguerías al lado de la mesa de un contable, o quizá fuera cerca de la mesa de una secretaria, no sé bien.
Don Guillem Clapés, el presidente de Avancem cap a la sobirania era entonces y sigue siendo Secretario de Imagen y Comunicación de ERC. Sólo puede ser tomada a cachondeo la declaración de la secretaria general de ERC, doña Marta Rovira, cuando sostiene en público que Avancem cap a la sobirania fue una entidad independiente del partido, que no tuvieron nada que ver partido y asociación, que ellos no han sido, sino un ente etéreo que, puf, apareció y desapareció sin dar más señales de vida.
La señora Rovira, a las puertas de la sede de la asociación Avancem cap a la sobirania.
Digamos que ERC creó una asociación y luego la disolvió para poder garantizar que el señor Ausàs cobrase el paro. No sé si esto será legal, pero es feo. En todo caso, la Inspección de Trabajo ya investiga un posible fraude a la Seguridad Social tanto del señor Ausàs como de ERC.
Finalmente, no sabemos si había micrófonos grabando el interesante trabajo de ese precario e ilustre auxiliar administrativo, pero no se descartan.
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