Como cada año


Cuando llega septiembre, llegan las riadas, las avenidas, las lluvias torrenciales que llenan barrancos, rieras, arroyos, ramblas y torrentes. Cada tantos años, la lluvia es tan súbita y abundante que causa algunos estragos. Recuerdo acudir al Paseo Marítimo de Sitges recién llovido, avisado por mis amigos, para ver bajar los contenedores de basura y los automóviles de los forasteros incautos, que no sabían que en septiembre no se aparca en tal o cual calle, porque llega el agua y barre todo. La violencia de la naturaleza no deja de asombrarnos. La falta de previsión de las autoridades, o su recalcitrante indiferencia, también.

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