Es decir, traduzco, modelo de tallas grandes. Una modelo de talla grande es una señora o señorita muy apetecible, bella, que tiene que medir más de un metro con setenta centímetros y vestir ropas que van de la talla 40 a la 52. En términos comprensibles, son señoras estupendas que responden a las apetencias masculinas mucho más que la colección de chiquillas canijas y esmirriadas que desfilan para los modistos de lustre. Así lo consideró Dove, por ejemplo, una firma de cosméticos que patrocinó el uso como modelos de mujeres normales. Curiosamente, las estadísticas afirman que el rechazo por las modelos de tallas grandes se da precisamente entre las señoras, no entre los caballeros.
Elena Miró ha sido expulsada de la sección oficial de la Semana de la Moda en Milán porque pretendía que desfilaran gordas por la pasarela, considerando gorda una talla 44 en una modelo altísima. El escándalo ha sido notable, pero en Milán siguen erre que erre, afirmando que las gordas les desmontan la barraca y que la moda es el imperio de la anorexia, no de las señoras estupendas. Si bien la obesidad es un problema en Occidente, la discriminación de las señoras estupendas es una burrada, una burrada enorme. Mal por Milán.
Elena Miró ha sido expulsada de la sección oficial de la Semana de la Moda en Milán porque pretendía que desfilaran gordas por la pasarela, considerando gorda una talla 44 en una modelo altísima. El escándalo ha sido notable, pero en Milán siguen erre que erre, afirmando que las gordas les desmontan la barraca y que la moda es el imperio de la anorexia, no de las señoras estupendas. Si bien la obesidad es un problema en Occidente, la discriminación de las señoras estupendas es una burrada, una burrada enorme. Mal por Milán.
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