La ciencia médica nos dice que el resfriado común (catarro) es una enfermedad infecciosa viral leve del sistema respiratorio superior (¡caramba!). Se han descrito cientos de virus que provocan catarros, y más serán descritos. Los más comunes son los rhinovirus, coronavirus, ecovirus y coxsackievirus, que no sé qué son, estos últimos, pero andar por ahí diciendo cuidadín, cuidadín, que tengo un coxsackievirus y si me tocas, no sé qué podría pasarte es cosa que llama la atención.
Cuentan que una vez me he resfriado, me vuelvo inmune a ese virus en particular, pero como hay tantos otros virus del catarro por ahí sueltos, vendrá uno de ellos y me acatarrará de nuevo. Hablando con toda propiedad, pues, podemos afirmar que no sufro dos catarros iguales. Por eso no existe una vacuna del catarro y el tratamiento tiene que ser sintomático.
A la que pillo el virus, tardo uno o dos días en desarrollar el catarro, que dura entre tres y diez días más. Luego, puede persistir algún síntoma una, dos o tres semanas más. Los síntomas más comunes son, agárrese, estornudos, secreción y congestión nasal, dolor de cabeza, ojos llorosos, picor, dolor o flema en la garganta, tos, cansancio y una sensación de malestar general, un morirse, un vivir sin vivir en mí. Quitando que sea un pupas crónico o tenga alguna enfermedad seria, no se morirá de ésta.
Contrariamente a lo que se cree, no existe prueba alguna que demuestre que uno u otro alimento ayuda a prevenir el resfriado. Lo de tomar limones y naranjas será muy rico y muy sano, pero ni cura ni previene los catarros. Eso sí, la medicina nos ilustra sobre las propiedades de la cebolla, que ayuda a librarnos de la tos, y de la miel, que suaviza la garganta. Estos remedios no curarán, dicen los médicos, pero tampoco matarán, y entretienen al paciente. Éste, después de una agónica estancia en la sala de espera de la Seguridad Social, si consigue que le atiendan, podrá disfrutar de la receta de algún analgésico (paracetamol, ácido acetilsalicílico), de algún que otro mucolítico y poca cosa más. Le espera una semana de mocos, y de ésa no se librará ni queriendo.
También puede acudir a una farmacia. Ahora mismo, las farmacias venden más de quinientos remedios contra el resfriado (!?), y podrá elegir el color y el tamaño que más le guste. Los médicos advierten constantemente de los peligros del automedicarse, pero el negocio es el negocio y el catarro, el Dorado.
En resumen, quizá sienta algún alivio sintomático, pero el catarro le durará igualmente una semana, poco más o menos, y creerá morir lo mismo. Gastará, de media, alrededor de cinco euros en aspirinas, nebulizadores y demás, que no le servirán de mucho, aunque, si se siente mejor, puede llegar a gastar más de veinte euros en pastillas de colores y jarabes repugnantes.
Quizá acudiendo a eso que llaman medicinas alternativas...
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