Ida y vuelta

Quien suscribe ha desaparecido unos días, que ha dedicado a leer menos de lo que hubiera querido, pasear, bañarse en el Mediterráneo, quemarse al sol, aplicar el método Malinowski en las fiestas en honor de San Bartolomé, dormitar siestas, pasar las noches enganchado al ventilador y un largo etcétera que se resume en el dolce far niente que tanto hubiera querido conseguir, ese bello nihilismo estival, ese dejarse llevar que, como dijo Schopenhauer, es lo más cerca que podremos estar jamás de la felicidad. Pero, ay, no hacer nada ¡es tan agotador...!

Ahora, de vuelta, toca ponerse al día. Lavadoras aparte, hay que transcribir las experiencias del viajero en tierras extrañas. Es decir, del turista.

Paciencia, que todo llega.

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