La CECOT es una asociación empresarial multisectorial (sic). En cristiano, una patronal de patronales (sic), que reúne al quién es quién del mundo empresarial catalán. Desde hace diecisiete años, organiza un Reconocimiento CECOT al Progreso Empresarial, que es nada más ni nada menos que un reparto de premios patrocinado por los diferentes gremios asociados para premiarse a sí mismos, mismamente.
Esos premios se entregan cada año en La nit de l'empresari (La noche del empresario), un fiestorro en el que nunca falta un Presidente de la Generalidad de Cataluña... Y a saben, ése que tanto se apunta a un roto como a un descosido con tal de poder hacer el paripé delante de los empresarios. No han faltado ni una sola vez Pujol, Montilla y ahora, Mas, que se presentó de corbata y con hambre el pasado 21 de octubre.
Tenía razones para ponerse de veintiún botones, porque la CECOT otorga un premio, agárrense, a las Mejores Prácticas de la Administración Pública. La CECOT, repito, y uno se pregunta, inmediatamente ¿qué entienden los más furibundos defensores de la liberalización, privatización, desregulación y descentralización del Estado por mejores prácticas de la Administración Pública?
Veamos qué dicen las bases del premio, y traduzco: Se librará un premio a cualquier departamento o unidad de la Administración Pública que haya realizado en el transcurso del año 2010, un esfuerzo por incrementar su eficiencia en beneficio de sus clientes, haciendo servir las herramientas y la tecnología 2.0.
Las faltas de puntuación son las del texto original. Me llama la atención que se hable de clientes, y no de ciudadanos o personas, que es de lo que se trata si hablamos de Administración Pública. Lo del 2.0... Dejémoslo como está.
En teoría, tendría que premiar a quien, conteniendo el gasto y mejorando el servicio, ofreciera más por menos y gestionara mejor la res publica. Pero ¿es tal que así?
Es mejor dejar que los hechos hablen por sí solos. Premiaron a un tipo relacionado con la sanidad pública y, citaré textualmente, el premio reconoce la capacidad de innovar y encontrar respuestas a los nuevos escenarios asistenciales ocasionados por los cambios sociodemográficos, tecnológicos y económicos de nuestra sociedad. Se añade que también es premiado por, cito, poner en valor (sic) el potencial innovador de los centros sanitarios catalanes en el ámbito de su gestión para responder a las transformaciones de nuestra sociedad y al contexto de crisis.
¡Caramba! ¿Quién será? ¿Qué quiere decir poner en valor? Demasiadas preguntas.
Les daré más pistas. Dijo delante de los micrófonos que los catalanes harían muy bien haciéndose socios de una mutua, sólo estrenar el cargo.
¿Se imaginan quien se ha llevado el premio?
¡Don Baudilio!
Sí, damas y caballeros, don Baudilio, a. Bio Ruiz García, a. Retallator, el artífice del descalabro del sistema sanitario público catalán en el poco tiempo que lleva en el cargo de Conseller de Salut, pues, gracias a sus loables esfuerzos por el bien de la comunidad, ha conseguido en apenas nueve meses cerrar docenas de quirófanos y unidades de cuidados intensivos, suprimir mil camas hospitalarias, echar el candado a medio centenar largo de centros de asistencia primaria y servicios de urgencias, reducir la disponibilidad de ambulancias e incrementar las listas de espera para ser operado de alguna enfermedad crónica en más de un 23%.
¡Bravo! ¡Bravo! ¡Muy bien! ¡Así se hace, don Baudilio! ¡Ésas son las mejores prácticas de la Administración Pública! ¡Bravo! ¡Bravo! Un aplauso también para los imbéciles que le otorgaron el premio, así les duela la tripa a todos.
Entregó el galardón, quién, si no, el presidente invitado, don Artur Mas, encantado de conocerse. Formaban parte del jurado y son, por lo tanto, responsables de la distinción y cómplices del agravio, el señor Antoni Giró, hoy rector de la Universidad Politécnica de Cataluña y durante siete años, los últimos siete años del reinado de Jordi Pujol, cargo de confianza y director general de la Generalidad de Cataluña; la rectora de la Universidad Autónoma de Barcelona, doña Ana (sic) Ripoll; el director de la Obra Social de Unnim Caixa, don Antoni Guiñón, que es también Director de Comunicación, Imagen y Relaciones Institucionales de la caja de ahorros, porque eso de tratar con los pobres es, ya ven, sólo cuestión de imagen; don Pere Arch, director de Relaciones Institucionales de Egarsat, SP, una mutua asistencial colaboradora de la Seguridad Social y patrocinadora del premio, asociada a la Unión Catalana de Hospitales, qué casualidad; además de directivos de las escuelas de negocios IESE, ESADE y EAE Business School, representantes de la prensa (unos vendidos por un puñado de canapés) y los ganadores de la edición anterior, entre lo que cabe señalar al señor Recoder, otro conseller del actual gobierno.
Como ven, se trata de un asunto de familia. El premio se lo lleva uno de los nuestros, un hombre de honor. Porque don Baudilio era, hace poco más de un año, que no mucho más, presidente de la Unión Catalana de Hospitales, la patronal sanitaria, después de haber sido su director general. La UCH y la CECOT... La UCH de don Baudilio también patrocinaba una fundación de la Universidad Autónoma de Barcelona, que daba cursos de gestión hospitalaria, y tenía relaciones igualmente pecuniarias con varias escuelas de negocios. En pocas palabras, tenía el jurado en el bolsillo.
Don Baudilio, además, ha sido director de una consultoría del sector sanitario, Know-How Advisers (traducido, Consejeros del Saber Cómo), y vocal de la Junta Directiva del Foment del Treball Nacional (la gran patronal catalana), sin olvidar que durante una quincena de años ha sido vocal en representación del sector empresarial en el Consell de Direcció del CatSalut, que es tanto como decir que ha sido el empresario que más influencia ha tenido nunca en el sistema sanitario catalán... y que, ahora que puede ejercerla desde un cargo público, la utiliza para beneficio de socios y amigos.
He ahí el premio, he aquí la lista de espera.
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