La visita de Wagner a Rossini



Antoni Bosch, editor, publicó en 2013 un librito muy curioso. Se titula La visita de Wagner a Rossini y la escribió Edmond Michotte, un músico belga que era conocido de ambos y fue testigo de la única vez que se vieron, en París, media hora en la que Michotte se permitió tomar apuntes y que muchos años después publicaría. Aquí se ha publicado ahora, traducida por Manuel Serrat, y es una obra que se incluye en el género rara avis, apto para curiosos y diletantes, y para amantes de la música, en este caso.

El librito se publicó con abundantes notas en plena efervescencia wagneriana. Es decir, cuando unos querían matarlo y otros creían que era un dios de la música, mientras Bayreuth comenzaba a programar anillos y llenaba los escenarios de señoras y señores disfrazados de viquingos. Michotte, wagneriano, publicó estas anotaciones para mostrar algo que la gente olvida: Wagner no salió de la nada, no surgió como una seta, puf, sino que tuvo maestros. Y la conversación que mantuvo con Rossini, en el dormitorio de éste (que Rossini era Rossini), demuestra que entre dos grandes músicos no hay más que admiración y respeto. También, que Rossini era italiano, extrovertido, aficionado a los chistes y a las palabrotas y Wagner, un soso, pero ésa es otra historia.

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