El señor Torramadé, don Jaume, es alcalde de Salt, presidente de la Diputación de Gerona y médico, de los que tiene consulta y cobra por visita. Además, es el líder de Unió Democràtica de Catalunya, UDC, el partido demócrata-cristiano de la coalición CiU. Don Jaume puede ejercer los tres trabajos porque no se aprecia ninguna incompatibilidad entre ellos. O saca tiempo de debajo de las piedras o la alcaldía y la presidencia no dan trabajo alguno. Me da que estos cargos implican embolsarse sueldo y dietas por no dar un palo al agua. Si todos fueran trabajos de verdad, no podría el personaje ser médico en ejercicio, alcalde y presidente de la Diputación a la vez.
El señor Torramadé es uno de los cargos públicos mejor pagados de España.
Como presidente de la Diputación de Gerona, don Jaume se lleva a casa un sueldazo que triplica (triplica, multiplica por tres) el sueldo del Presidente del Gobierno de España. Total, por no pegar sello. Está muy bien. Aparte, las dietas, que cobra de la Diputación y del Ayuntamiento (a veces, por hacer lo mismo, una dieta de cada, que suman dos). Yo también quiero un cargo como ése.
Don Jaume es noticia porque la noche del 8 de noviembre salió a cenar con sus compañeros de partido. A los postres, don Jaume lleva una taja como un piano y se abalanza sobre una asesora de la alcaldía de Salt, militante de UDC como los demás comensales, doña Minerva Amador. El señor Torramadé, completamente borracho, pretende abusar de ella delante de los camaradas de UDC, que jalean el asunto y abuchean la retirada de la señora Amador, que huye como puede del sátiro. Nadie mueve un dedo para liberarla ni sale de sus labios censura alguna contra el borracho obsceno.
El señor Torramadé en mangas de camisa y desabrochado, todavía sobrio.
El día 9, un cargo de UDC (no se dice quién) interviene para que la señora Amador y su marido no presenten una denuncia. Recordemos: estamos en plena campaña electoral para el Parlamento de Cataluña. La mención de la patria detiene a los denunciantes, por el momento. Todo por la patria.
El día 12, el señor Torramadé acude al jefe de prensa y protocolo de la Diputación de Gerona, el señor Amargant, para solicitarle ayuda. ¿Qué señora querrá acudir a mi consulta si estos hechos salen en los periódicos?, se queja.
Todo el mundo está metido en el ajo. El jefe de gabinete y la secretaria del alcalde también intentan acallar los rumores, como el jefe de gabinete de la Diputación y varios diputados. El señor Amargant habla con la señora Amador, que está aterrorizada y deshecha. Varias veces. Es una negociación difícil. Su encargo es procurar el silencio de la señora y negociar una compensación económica por el abandono de la asesoría municipal.
Porque la señora Amador pide dejar el trabajo, para no ver nunca más al señor Torramadé, el hijo de puta que quiso abusar de ella en público (con el permiso de quien creía sus amigos y compañeros de partido). Quedó muy claro que no fue un meter mano casual, sino un continuo buscar entre piernas y un sobado de pechos constante, delante de todo el mundo ¡y nadie hizo nada para poner fin a los excesos del señor Torramadé! ¡Nadie!
La señora Amador quiere la baja como asesora de UDC. El partido se preocupa, no vaya a saltar la liebre del escándalo. El señor Amargant recibe presiones del alcalde, del partido, de aquí y de allá. Se negocia con la señora Amador una indemnización. La señora Amador tiene miedo del señor Torramadé, al que cree capaz de vengarse por tantos dolores de cabeza. No se equivocará.
Al final, pide 50.000 euros como indemnización por el fin prematuro de su contrato de asesoría. UDC propone otra indemnización. El asunto está en manos de los abogados del matrimonio y del partido. Si no se llega a un acuerdo, la señora Amador presentará una denuncia, dice.
Pero días antes, el señor Torremadé, el tocón, por su propia cuenta y riesgo, ha presentado una denuncia por extorsión contra la señora Amador. No lo dice a nadie, permite que sigan las negociaciones con el señor Amargant, el partido, etc. Cuando se descubre, comunica al señor Amargant que tendrá que explicar a los periódicos que la señora Amador es una víbora que pretendía extorsionarle, cuando los hechos hablan por sí solos y ya corren por toda la ciudad. El señor Amargant, que conoce toda la historia por lo que le han contado varios testigos directos del caso y por tratar con la víctima, no puede creer lo que está oyendo y protesta. El señor Torramadé le viene a decir que no le toque los cojones y que haga su trabajo.
Se lía. El día 20 de noviembre, los Mossos d'Esquadra ya toman declaraciones a varios implicados.
Queda claro como el agua: el día de la cena, don Jaume Torramadé, completamente ebrio, comenzó a tocar a la señora Amador y a otra señora ahí presente.
El señor Amargant publicó su versión de los hechos en el Diari de Girona, citando nombres y apellidos. Muy violento para todos los negacionistas del caso, que se vieron con el culo al aire. El señor Torramadé le ha puesto una querella, no podía hacer otra cosa.
El señor Amargant, quien puso en evidencia a todo el mundo.
UDC no ha expulsado al señor Torramadé, ni a sus cómplices. Es más, parece implicada en el intento de acallar la justa queja de la mujer víctima de acoso. Once altos cargos del partido (cinco de ellos, mujeres) fueron a la cena, lo vieron todo y todos ellos firmaron un manifiesto a favor del señor Torramadé, acuciados por el partido y por el mismo señor Torramadé. Una de las mujeres firmantes también sufrió tocamientos, atención, pero firmó lo mismo. Curiosamente, las declaraciones a la policía de algunos de ellos contradicen el manifiesto.
¡Qué gente tan ruin y miserable! Pero no dimitirá ni uno, ya verán como no. Tampoco cesarán a nadie, qué van a cesar. Todos son unos cerdos, a mi entender, los que callaron, los que mandan callar.
El señor Amargant, en cambio, perderá su trabajo por ser honesto y decir lo que sabe de un personaje de repugnante catadura moral. El señor Torramadé presume de haberlo echado a la calle, por mentiroso, de querellarse contra él y de haber sido el primero en acudir a los tribunales para denunciar (cito) una falsedad y un intento orquestado de desacreditar mi persona.
Pero ¿quién nos manda? ¿En manos de quién estamos?
¡Ay, mi querido amigo! ¿Todavía no has aprendido?, ¿acaso es el primer caso de esta naturaleza que conoces?, ¿y cómo acabó? Negociación, bocas selladas y cobarde cierre convergente de filas.
ResponderEliminarComo dijo aquél: “La mierda se limpia en casa”
Querido Carlos,
ResponderEliminarDéjame al menos el derecho a escandalizarme. El día que considere que esto es "normal", habré perdido lo poco decente que me queda.