¿Cómo se mide la calidad de un gobierno? ¡Buena pregunta! Son tantas las ideas que se me ocurren que no sabría decirles cómo: no sabría por dónde empezar. Pero uno de los documentos de trabajo de la Comisión Europea (concretamente, el WP 01/2012, publicado por la Dirección General de Política Regional) propone una respuesta.
El estudio presentado ante la comisión se titula Regional Governance Matters: A Study on Regional Variation in Quality of Government within the EU y lo firman Nicholas Charron y Víctor Lapuente, los dos miembros del Quality of Government Institute de Gotemburgo, y Lewis Dijkstra, de la Dirección General de Política Regional (DG REGIO) de la Comisión Europea. No es un documento vinculante.
Puede leerse aquí:
Los autores han hecho un trabajo sólido y muy bien documentado, basado en 34.000 entrevistas en los 27 países de la Unión Europea y en una amplísima documentación. Han creado un índice de la calidad del gobierno (lo llaman EQI) y lo han aplicado a los gobiernos estatales y a los gobiernos regionales. Cuentan y evalúan el nivel de corrupción política y social, la calidad del sistema sanitario, la calidad de la educación, varios índices de convivencia y respeto ciudadano, la igualdad ante la ley, etc. El informe merece la pena leerse, porque plantea preguntas muy interesantes y sus conclusiones también lo son.
Más corrupción, peor calidad de gobierno.
Se aprecia que los Estados europeos se agrupan en tres categorías: los que tienen una buena calidad de gobierno, los que se conforman con una calidad regular y los que sufren una mala calidad. También se aprecia que dentro de un mismo Estado puede darse una variabilidad muy notable: En España, por ejemplo, que tiene la EQI media europea (i.e., una calidad de gobierno mediocre), se dan regiones (Comunidades Autónomas) con una calidad de gobierno buena y otras con una calidad de gobierno mala. La mejor será el País Vasco; la peor, Cataluña.
Más oscuro, peor calidad de gobierno. Fuente, el mencionado estudio.
Una de las intenciones del estudio era poner a prueba cinco hipótesis de partida supuestamente ciertas. Los autores se llevan una sorpresa mayúscula al probar que algunas de ellas son falsas. Veámoslas una a una.
Los niveles de desarrollo socio-político se asocian positivamente a la calidad del gobierno de regiones y Estados en la Unión Europea. CIERTO.
El 60% del peso del índice EQI tiene que ver con este nivel de desarrollo, que incluye: esperanza de vida saludable, parte de la renta familiar destinada a la vivienda; diferencia de la proporción de la población con niveles altos de estudios y de la población con niveles básicos o directamente sin estudios entre 25 y 64 años, etc. También, la corrupción. Se evalúa objetivamente, con datos estadísticos. Cuanto mejor sea el sistema sanitario y mejor funcione la salud pública, cuanto más accesible sea la vivienda, cuanto mejor sea la educación pública, mejor calidad de gobierno habrá. Cataluña es la peor Comunidad Autónoma española en el índice de desarrollo socio-político notablemente por debajo de la media española y europea.
La segunda hipótesis que pusieron a prueba es que la calidad del gobierno depende del tamaño (o del número de habitantes) del Estado o región. Según esta hipótesis, es más fácil que la calidad de un gobierno regional sea mejor que la de un gobierno estatal; también será más fácil que un país pequeño tenga una mejor calidad de gobierno que uno grande; es mejor para la calidad tener que habérselas con pocas personas que con muchas. FALSO.
El estudio demuestra, de manera contundente, que la calidad del gobierno no depende en absoluto ni del número de habitantes ni del tamaño del país.
La tercera hipótesis habla de un término llamado Social Trust. La confianza social (llámese así) es un índice que mide la igualdad de oportunidades y considera la posible segregación por razones nacionales, económicas, religiosas, ideológicas o de cualquier otro tipo. Más confianza social, mejor calidad de gobierno. La hipótesis es CIERTA.
Así, pues, a mayor confianza social, mejor calidad del gobierno. La peor confianza social española vuelve a ser la catalana. ¡Vamos bien! Racistas, clasistas, nacionalistas, intolerantes, segregacionistas y machistas por encima de la media. Bravo.
La cuarta y la quinta hipótesis sostienen que un mayor nivel de descentralización provocará una variabilidad más alta en la calidad del gobierno en un mismo Estado y que a mayor descentralización, mejor calidad de gobierno. FALSO.
De hecho, el estudio demuestra que la calidad del gobierno regional no tiene nada que ver con eso. Un Estado centralizado puede tener una excelente o una pésima calidad de gobierno y sus regiones pueden tener unas una buena calidad de gobierno y otras, una mala calidad. Lo mismo sucede con los Estados federales o semi o pseudo-federales. España es el caso típico, con Comunidades Autónomas con una calidad de gobierno excelente (País Vasco, Galicia o Asturias, con un 75 sobre 100) y otras con una mala calidad de gobierno (Cataluña, con 52 sobre 100, en la zona mala, seguida de Madrid, con 60 sobre 100, en la zona mediocre). La principal conclusión del estudio es, repito, que la calidad del gobierno es independiente del sistema de organización territorial.
Las mejores regiones españolas, País Vasco y Galicia.
España, justo en la media europea; Madrid, por debajo.
La peor calidad de gobierno española, Cataluña.
Se sitúa entre el 25% de las regiones con peor calidad de gobierno de Europa.
Se sitúa entre el 25% de las regiones con peor calidad de gobierno de Europa.
Los datos del estudio son de 2007 a 2010. Es muy posible que, después de la política de recortes auspiciada por Alemania y seguida con fanatismo por el Gobierno de los Mejores de Cataluña, incluso yendo más allá de las restricciones a las que nos somete el Gobierno de España (que ya es decir), haya empeorado notablemente los índices de calidad de nuestro gobierno en 2011 y 2012.
Los recortes en educación empeoran la calidad del gobierno.
De hecho, las cifras estadísticas relativas a la enseñanza o la sanidad públicas han empeorado significativamente los dos últimos años en este sufrido país y la confianza social se ha hundido. La calidad del gobierno de Cataluña no pinta bien, nada bien, y no saben cuánto me fastidia tener razón.
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