Cafè Barcelona



He tenido el placer de leer Cafè Barcelona, de Joan Carreras, bellamente editada por Proa. Algunos críticos la han metido entre las diez mejores obras escritas en catalán y publicadas en 2013. En mi sincera opinión, qué quieren que les diga, no merece estar entre las diez primeras. Si acaso, entre las cinco mejores. 

Cafè Barcelona es una gran novela. No grande al uso, pero sí grande en cuanto a méritos. Está construida con mucho cuidado, está bien escrita, dice lo que quiere decir como tiene que decirlo. Si quieren, buscando buscando, me quejo de que flojea justo antes del final, que no en el final (muy bueno), pero esa flojedad es tan poca cosa que no la vamos a tener en cuenta. 

La historia transcurre inexorable, sin que nosdemos cuenta de ello, revelando poquito a poco las razones de sus protagonistas. Éstos se comportan de tal manera que parece que no pasa nada, ya digo, pero va pasando y el intríngulis se las trae. El aire de la novela es tristón y melancólico, con algún toque no diré de humor, pero sí de consuelo. Ya le está bien así.

Cafè Barcelona es el título y el escenario, un café (una tasca) en Amsterdam, regentada por Greetje. Su hijo, Arjen, se enrola en el ejército y acaba en Srebrenica, con la boina azul de las fuerzas de la ONU. Allá ocurre lo que ocurre y a raíz de este suceso desgraciado, la vida de Greetje, Arjen, su madrastra Roos y su hermanastra Annabel cambiarán de una vez y para siempre, y no diré más. (La contraportada dice más, lástima.)

Puedo asegurar que Cafè Barcelona es un alivio y una esperanza en la mesa de novedades de los libros en catalán. Destaca muy por encima de la mediocridad expuesta y podría competir dignamente con los mejores libros publicados en Barcelona (en cualquier idioma), que son muchos. 

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