Carta a los Reyes Magos



Melcior, Kaspar und Balthasar GmbH
Oasis de Kimera, s/n
Oriente

Queridos Reyes Magos,

Dejo esta carta en el buzón con la esperanza de ver atendidas mis justas demandas. Como es feo pedir para uno antes de pedir para los demás, rogaría paz y prosperidad para todos. 

Es decir: un sistema económico más justo, un mejor gobierno (eso no será difícil, visto lo visto), más educación y mejor sanidad... Lo de siempre, a discreción. También, mucha tila, porque creo que la vamos a necesitar.

Ahora ¡vayamos a lo que importa! Os pido para mí un buen trabajo, ahí es nada, que permita tanto mi desarrollo intelectual como el crecimiento de mis ahorros, y no sé si me explico. Que no canse mucho, por favor. Mejor dicho, que no canse. ¡Que no aburra! 


Aparte, lo de siempre: ese Ferrari con todos los gastos pagados que os pido cada año y no llega, con la Barbie copiloto; una villa en la Toscana igualmente subvencionada; un grandísimo éxito literario (esto será como pedir peras al olmo); unos calzoncillos (los del año pasado están ya un poco gastados); Los hermanos Karámazov de Dostoyevsky (o como se escriba); etc. Los detalles, en el correo electrónico que os he enviado hace poco, con marcas y colores al uso.

Ahora tengo que decir que he sido bueno, o quizá tendría que haberlo dicho antes. Pero bueno, bueno, lo que se dice bueno... Comprended, majestades, que entre mundo, demonio y carne pintan bastos para ser bueno según el cánon y uno hace lo que puede. Mejor pasaré de puntillas por este requisito, por no llamar la atención.


Si insistís en el carbón, cuidad al menos donde ponéis los pies. El año pasado me dejásteis perdido el salón-comedor y uno de vuestros camellos hizo caca en el sofá. ¡No sabéis lo que cuesta fregar toda esa carbonilla!

Os saludo con cariño y muy atentamente. Vuestro,

Luis.

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