De la vida de un inútil (Aus dem Leben eines Taugenichts), de Joseph von Eichendorff, publicada por vez primera en 1826 y publicada ahora por Rey Lear en 2010, traducida por Ursula Tober, es un buen libro. Es un clásico de la literatura romántica alemana. Su autor es famoso por poeta, pero De la vida de un inútil marca un antes y un después de la prosa alemana. El libro es, en propiedad, una fábula con ínfulas picarescas, pero también una declaración de intenciones románticas y un poema de principio a fin, en el mejor sentido del término.
El argumento es simple. Un tipo ocioso, por no decir vago, que sólo sabe que tocar el violín, cantar y comer, aparte de flirtear con las doncellas, es calificado de inútil por su señor padre en la primera página. El señor padre, pues, le invita a conocer mundo, una manera como cualquier otra de decir que lo echa de casa. ¡Vaya si conoce mundo el protagonista! Llega hasta Roma sin apenas pegar sello, y tan feliz. El texto es ingenuo, simple, inocente, despreocupado.
El protagonista de De la vida de un inútil es un hombre feliz, y por lo tanto, libre. O quizá sea al revés, es libre porque es feliz. Quizá este principio resuma como ningún otro De la vida de un inútil, y quizá sea, además de su principal virtud, su mayor defecto. Yo les digo: déjense llevar.
El argumento es simple. Un tipo ocioso, por no decir vago, que sólo sabe que tocar el violín, cantar y comer, aparte de flirtear con las doncellas, es calificado de inútil por su señor padre en la primera página. El señor padre, pues, le invita a conocer mundo, una manera como cualquier otra de decir que lo echa de casa. ¡Vaya si conoce mundo el protagonista! Llega hasta Roma sin apenas pegar sello, y tan feliz. El texto es ingenuo, simple, inocente, despreocupado.
El protagonista de De la vida de un inútil es un hombre feliz, y por lo tanto, libre. O quizá sea al revés, es libre porque es feliz. Quizá este principio resuma como ningún otro De la vida de un inútil, y quizá sea, además de su principal virtud, su mayor defecto. Yo les digo: déjense llevar.
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