A vueltas con el Fondo de Competitividad

Fíjense a qué extremo hemos llegado que en TV3, cuando no hablan del Barça, hablan del Fondo de Competitividad. El Fondo de Competitividad esto, que el Fondo de Competitividad aquello, que el Fondo de Competitividad lo de más allá... La prensa catalana, más de lo mismo, todo el santo día a vueltas con el Fondo de Competitividad. ¡Qué pesadez...!

La tésis publica(da) es que se trata de una terrible conjura contra Cataluña. Se afirma que sin tal fondo será inevitable recortar prestaciones sociales y sanitarias, no podremos pagar las escuelas, ni los juzgados, no habrá más remedio que echar a la calle a miles de trabajadores... En fin, que la culpa de los recortes de los que tanto me quejo la tiene Madrid, que no deja ir el Fondo de Competitividad por pura maldad, porque, si no, no se explica.

Pero ¿qué es exactamente el Fondo de Competitividad? Pregunté a amigos y conocidos. Ni idea, nadie supo decirme el qué. Visto el éxito, inicié una búsqueda por mi cuenta y riesgo y me costó lo suyo dar con la Ley 22/2009, de 18 de diciembre, por la que se regula el sistema de financiación de las Comunidades Autónomas de régimen común y Ciudades con Estatuto de Autonomía y se modifican determinadas normas tributarias (uf), que es la que dice qué es, para qué sirve y cómo se reparte el Fondo de Competitividad. Véase, para ello, su artículo 23.

Dicho esto, un aviso para el lector. La lectura del artículo 23 provoca que uno acabe con la cabeza como un bombo y no habiendo entendido de la misa la mitad. El método de cálculo, por ejemplo... Quien quiera leerlo, allá él, que le vaya bien. Añadiré, además, que el Fondo de Competitividad es uno de varios Fondos de Convergencia Autonómica, como el Fondo de Cooperación o el fondo del mar, que sirven tanto para un roto como para un descosido. Se supone que el fondo del que hablamos es un desembolso de los Presupuestos del Estado que (copio) quiere corregir las diferencias en financiación homogénea per cápita entre Comunidades Autónomas. Váyanse a saber ustedes qué es exactamente lo de la financiación homogénea per cápita y cómo se calcula. Será algo chungo, que dijo un gran estadista.

Cataluña reclama 1.450 millones de euros del Fondo de Competitividad que corresponde a 2011. La cifra se menciona por vez primera en una carta que en septiembre del año pasado envió el entonces conseller Castells al ministro de turno. No se especificaba en qué cifras se basaba ese resultado. El nuevo Gobierno de la Generalidad de Cataluña da por buena esa cifra, sin entrar en detalles, porque ya le va bien. El ministerio responde quieto parao, que no son tantos millones, sino algunos menos. ¿Cuántos? A saber.

Y ¿qué más sabemos?

Hasta ahora, el Fondo de Competitividad se pagaba por adelantado. Ahora, se pagará una vez acabe el curso. De hecho, la ley permite retrasar el pago hasta 2013, pero no está prohibido pagar antes, como hasta ahora. Es un ponerse de acuerdo... con elecciones por medio. Mal asunto.

El Fondo de Competitividad es una aportación de los Presupuestos Generales del Estado. La Ley de los Presupuestos Generales del Estado de 2011 no dotó un Fondo de Competitividad. El Fondo de Competitividad, ahora mismo, no tiene fondos.

Si uno asoma más allá del Ebro verá con estupor que el resto de las Comunidades Autónomas también andan a la greña por el Fondo de Competitividad. Galicia reclama más de ochocientos millones de euros; Madrid ya reclama en los tribunales mil no sé cuántos millones, Murcia reclama sus fondos, Valencia... En fin, todos y alguno más, y muchos millones. No se trata, pues, de una maniobra contra el actual Gobierno de la Generalidad de Cataluña, sino acaso que las arcas del Estado no tienen un duro y miran con precaución el precio de los intereses de la Deuda Pública.

No se dice que si el gasto de la Generalidad de Cataluña disminuye, o si el Presupuesto del Estado disminuye, también disminuye el importe del Fondo de Competitividad. En ésas estamos. Pero supongamos que sí, que es verdad que tenemos derecho a los 1.450 millones de euros en 2011. En tal caso, nada impide que se consignen como ingreso en los presupuestos de 2011 de la Generalidad de Cataluña (aunque se cobren en 2013). Sería una situación extraña, pero posible y completamente legal. ¿Por qué no se hace así? Ah, por algo será.

En las mismas, el Fondo de Competitividad cubre, como máximo, un 3,6% de los gastos de la Generalidad de Cataluña. Aunque no disponer de este fondo ponga las cosas difíciles en tiempos difíciles, su ausencia no puede justificar el orden de prioridad que el Gobierno de la Generalidad de Cataluña aplica a la hora de reducir el gasto, que es el verdadero quid de la cuestión.

Para poner un ejemplo que se entienda, que no podrán negar, el Gobierno de la Generalidad de Cataluña, a través de su televisión pública (TV3), paga tanto dinero al Fútbol Club Barcelona como el que se precisa para evitar los recortes en dos o tres grandes hospitales de la red sanitaria pública (Vall d'Hebron, Bellvitge, Clínic...) y mantenerlos a pleno rendimiento de plantas, quirófanos, personal sanitario, etc. Que haya o no haya Fondo de Competitividad no cambiará esa partida presupuestaria que se dedica a promocionar un club de fútbol en vez de promocionar la calidad de nuestro sistema sanitario.

Pero, ya saben, de esto no tenemos nosotros la culpa, sino Madrid... o el árbitro.

Algo tendrá que ver en el asunto que el Barça se reserve 3.600 entradas para invitar a diversos VIPs a la final de la Copa de Champiñones. ¡3.600 entradas de primera para la sociedad civil...! Huele a chanchullo.

3 comentarios:

  1. ¡Has dado en el puro centro de la cabeza del clavo, amigo mío!

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  2. Por muy ingeniero industrial y licenciado que seas tus argumentos carecen de base alguna, son puras conjeturas.

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  3. Las decenas de millones de euros que paga TV3 al Barça no son ninguna conjetura, son datos públicos. Tampoco lo dicho sobre los Fondos de Competitividad; a las fuentes me remito, y no he dicho nada que no haya sido publicado no ya por la prensa, sino por la propia Generalidad de Cataluña. La única conjetura del texto (que dejo en manos del lector) es la del chanchullo de las 3.600 entradas para VIPs del Barça, a las que sumar las de TV3, por cierto.

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