L'Ofici (la Misa) de Festa Major

La Festa Major es una fiesta religiosa, punto. Es así, no hay por qué negarlo. Por esto, se centra toda ella en dos actos muy católicos: una misa y una procesión.

La misa es conocida como l'Ofici. Participan en ella los bailes populares. Este año, el Drac entregó la ofrenda al santo porque cumplía noventa años; si no, se van turnando los bailes para tal honor. La iglesia de San Bartolomé y Santa Tecla, pues, añade al magnífico órgano en su haber toques de tamboriles y chirimías a la Eucaristía, y el oficiante es el hombre más feliz del mundo, porque al fin tiene la iglesia llena y puede largar un sermón a los indígenas de gran resonancia mediática, de ésos que uno sabe cuando comienza, pero no cuando acaba. Luego, los bailes celebran el suceso bailando delante del Ayuntamiento en la llamada Sortida d'Ofici, muy apreciada por los indígenas.

Ahora bien, no todo es tan bonito como parece. No hablo del sermón del señor rector, sino del asfixiante calor que se da en el interior de la iglesia. Ya pueden abrir ventanas o poner ventiladores, ya puede abanicarse el común; es inútil, se muere uno ahí mismo.


Cuentan, no sé yo si será verdad, que este retablo que fotografié casi a oscuras (por eso la calidad de la fotografía no es muy buena) en el interior de la iglesia lo talló un tal Anónimo en el siglo XVII (mejor, a principios del XVIII, pero váyanse a saber) después de una misa como la descrita. La escena representa a Santa Tecla intercediendo por la gente que se asfixia en el Purgatorio; puede verse un rey y un papa entre las llamas, para dejar bien claro que dinero y poder no compran el Cielo y que se achicharra uno lo mismo por malo ya sea villano o señor.

Ahora bien, es curioso notar que las dos únicas personas a las que ayuda Santa Tecla sean, precisamente, el rey y el papa, mientras el común sigue consumiéndose entre las llamas. ¡Hasta en eso hay clases...!
Anónimo, pues, captó el rostro del sufrimiento de los feligreses el día de San Bartolomé y lo talló en madera, con este resultado. El retablo puede verse recién entrando en la iglesia, a mano izquierda. Es uno de los tesoros ocultos de la Villa de Sitges.

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