Florencia, una ciudad moderna (II)



Lo que de verdad llama la atención del forastero es el tránsito en el centro de la ciudad. Hay muchos vehículos eléctricos y puntos de recarga en el centro. Una amplia zona es zona peatonal, pero está abierta a las bicicletas, los vehículos eléctricos y a algún que otro vehículo con permiso.


Pero ¿he dicho bicicletas? Cuando un barcelonés oye hablar de bicicletas, suenan todas las alarmas, porque la bicicleta barcelonesa es, por definición, un vehículo hostil, agresivo, molesto e incluso peligroso. Los ciclistas de Barcelona son el enemigo declarado del peatón y un riesgo para el tránsito. ¡Malditas bicicletas...!


Con esta impresión en el cuerpo, uno descubre que la bicicleta es, en Florencia, un vehículo amable. No van deprisa, ceden el paso, piden permiso para pasar por delante de usted, se disculpan si se le han acercado demasiado, uno no se entera ni de que existen bicicletas... y es maravilloso. Suelen ser bicicletas de paseo como las de antes, que parece que tienen muchos años a cuestas. Los ciclistas son gente de toda clase y condición, ya tanto niños como ancianas respetabilísimas, ya señores encorbatados como jóvenes estudiantes. Los carriles para bicicletas están protegidos de los automóviles por un bordillo que proporciona mucha seguridad.


En el centro de la ciudad y en las principales calles que la rodean, las líneas que delimitan los carriles o señalan los pasos de peatones casi han desaparecido. Los semáforos son adornos luminosos; sólo donde el tránsito rodado es importante (alrededor de la ciudad histórica) y podría atropellarte algún automovilista forastero, se les hace caso... a veces. Si no, ¿para qué? Parece que cada uno va por donde le viene en gana y que las señales de tránsito están hechas para dar color a las calles. Aunque los atascos existen y los conductores se gritan y se insultan (como en las películas), lo cierto es que va todo muy suave.


Italia es el segundo país más motorizado del mundo y los italianos sienten verdadera pasión por el motor. Se verán automóviles grandes y potentes, pero lo que más se verá son cochecitos. Un tipo con mucho dinero a cuestas no tiene ningún reparo en conducir un FIAT Panda, un Smart o un cochecito de golf (eléctrico), y los triciclos son el vehículo ideal para ir por la ciudad. Las motos scooter y los ciclomotores (con parabrisas, a poder ser) son una religión. Quien puede, cuida del viejo FIAT 500 como si fuera una reliquia y presume de poder tenerlo en perfecto estado como presumiría de aparcar un Ferrari.

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