Hace unos días, la entrada más leída del mes en El cuaderno de Luis fue El caso de la muy amiga del amigo del primo de Zumosol y el cónsul honorario de Albania, que ampliaba otros apuntes anteriores. En especial, El caso ITV y el curso sobre corrupción, tal para cual, que también tuvo mucho éxito.
Quisiera volver al caso del señor don Josep Maria Calmet, alias el Becario, que sigue trabajando en el Institut Català d'Energia (www.icaen.net), sigue cobrando un gran sueldo público por ese trabajo y no pega sello. No ficha ni a la entrada ni a la salida, por ejemplo, y raro es el día que se le ve antes de las diez de la mañana o después de las doce del mediodía. Eso puede confirmarse fácilmente llamando por teléfono y preguntando por él. Háganlo y verán.
Me remito a los apuntes de El cuaderno de Luis que he mencionado antes, pero no nos cabe duda que el contrato del señor Calmet con el Institut Català d'Energia forma parte de los intereses políticos y personales de doña Maite Masià y compañía y no responde al interés público. Me sorprendería mucho que fuera de otra manera.
En todo caso, sea como fuere, don Josep Maria Calmet es ahora un empleado público y tiene que responder de su trabajo, como todos los demás. Pues fíjense que, desde que hablé de él, he sorprendido varias veces al señor Calmet en actos públicos de los que dan noticia TV3 o TD8 en sus telediarios. La presentación de un informe económico, la inauguración de unas jornadas empresariales, hasta una rueda de prensa, contaban con su augusta presencia en la mesa de invitados. ¡Es que un cónsul honorario de Albania da mucho lustre a cualquier reunión, caray!
Pero, atención. Esos actos públicos se celebran en horario de oficina. Es decir, el señor Calmet tendría que estar en su despacho, no ahí con sus amigos. Digo esto porque el señor Calmet asiste a estos actos sin representar, repito, sin representar en ellos al Institut Català d'Energia. En estos actos institucionales, el señor Calmet no representa a nadie más que a sí mismo, o quizá a los albaneses (esto último, me permito dudarlo).
En pocas palabras, el señor Calmet falta en repetidas ocasiones a su trabajo, injustificadamente, sin pedir permiso ni requerirlo de nadie, sin que se descuenten esas horas de su salario o sus vacaciones. Todo eso le importa un comino y ahora entra, ahora sale de la oficina con desparpajo, sabiéndose intocable.
Mientras tanto, un lector me ha enviado este recorte de La Vanguardia.
Les traduciré:
Cuerpo Consular
Josep Maria Calmet, reelegido
Josep Maria Calmet ha sido reelegido secretario general del cuerpo consular de Barcelona. El empresario, expresidente de Mútua Intercomarcal y cónsul honorario de Albania, tendrá como objetivo promocionar el polo logístico de Barcelona, en colaboración con Barcelona Centre Logístic. /Redacción.
Ya ven: Empresario, que no empleado público. Se avergüenza de su trabajo, aunque el Institut Català d'Energia le sirve de oficina en horas bajas y le permite un salario para ir tirando. ¿Por qué esconderse? ¡Es una bicoca! Nadie le pide que rinda cuentas de su trabajo, mucho menos doña Maite Masià, que, para contratarlo, ha puesto de patitas en la calle a tres empleados públicos.
Pero ¿creen que le importa a alguien? ¿Creen que alguien se preocupará de denunciar este caso? La verdad es que no, es una causa menor. La corrupción es cotidiana, perversa y perseverante, y así nos va.
Cuanta verdad, y todo lo que no se puede contar.
ResponderEliminarComo almuerzos pagaos con dinero público, o mensajeros, o taxis, o clases particulares, ……
J.J.