Política y obesidad


El Parlamento de Cataluña ¿engorda?

Cuentan el diario El País, el Ara, el ABC y otros muchos, haciéndose eco de una nota de prensa del sitio web del Parlamento de Cataluña, que la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) sigue de cerca las barrigas de los señores diputados catalanes. El doctor Formiguera, presidente de esta asociación y endocrinólogo de oficio, ha conseguido iniciar un estudio sobre el volumen y la disposición de la grasa corporal de estos personajes.

Sin embargo, el doctor Formiguera se enfrenta a poderosos obstáculos. Pretende seguir de cerca la evolución de las tripas de los señores diputados durante cuatro años, por ver si es cierto que el ejercicio de la política engorda. Pero, ay, doctor, la última legislatura no duró ni dos años y temo que, en el momento menos pensado, ésta se nos acaba.

Otro problema, que no es pequeño: la muestra. Se medirán las barrigas de 66 de los 135 diputados catalanes. Sin más, es una muestra muy significativa. Pero ésta es también una muestra sesgada, y verán por qué.

El doctor Formiguera tomándole las medidas al diputado Corbacho.

El doctor Formiguera no ha podido escoger diputados al azar, sino que han sido los grupos parlamentarios los que han enviado a la báscula a los diputados que han creído idóneos. De hecho, se ha iniciado una especie de desafío entre grupos parlamentarios por ver quién la tiene más grande. La tripa, se entiende. El que la tiene más grande, pierde.

Los señores periodistas han descubierto esta competición encubierta, porque los señores diputados en mejor forma no saben mantener la boca cerrada en las redes sociales. Luego han comprobado que las barrigas más prominentes del Parlamento de Cataluña no participan en la pugna, porque echarían por tierra la delgadez del grupo parlamentario al que pertenecen. La prensa, informada de estas cuestiones, se divierte contemplando la vanidad de unos y otros por ver quién está en mejor forma o es más guapo. Perdón, por ver quién se cree en mejor forma o se cree más guapo, que no es lo mismo.

Está el país como está y los señores diputados no tienen nada más en la cabeza. Me cuentan fuentes dignas de toda confianza que no se habla de otra cosa en los pasillos. Ellas, las señoras diputadas, presumen de labios hinchados artificialmente. En el Gobierno de los Mejores, cuento tres conselleres con el morrito salchicha. Entre las señoras diputadas, más. Entre ellos, los señores diputados, se distinguen dos grupos. Los más narcisistas y hasta cierto punto estúpidos presumen de pasar mucho tiempo en el gimnasio en vez de pasarlo con un libro o trabajando por el bien de la nación. Otros, en cambio, no se someten a las pruebas del doctor Formiguera y hablan entre sí de cuántas estrellas de la guía Michelin se han zampado el último fin de semana.

Las señoras diputadas encogen la tripa, pero engordan los labios.

En honor de la verdad, el doctor Formiguera no se inquieta demasiado por que la validez científica de su estudio quede en entredicho. Él tiene otra misión entre manos: pretende que los poderes públicos sean conscientes de los problemas que presenta la obesidad y no se le ha ocurrido mejor forma de hacerlo que medir la tripa de los señores diputados y ponerlos a todos en un brete. ¡Qué gran idea! Ojalá tenga éxito.

Sigamos con esta elogiable empresa médica. Pese a tantas precauciones de los grupos parlamentarios por no aparentar sobrepeso, después de las primeras mediciones, hay para echarse a temblar. Los primeros resultados son escalofriantes.

Se aprecia una diferencia entre sexos. Las señoras diputadas se conservan bastante bien y los señores diputados gastan tripa. Veámoslo con detalle.

A decir del doctor Formiguera, un 3,2% de las señoras diputadas tienen michelines y pistoleras notables y una de cada cuatro suficiente grasa en el cuerpo como para representar un peligro cardiovascular. En cambio, tener una prominente barriga es habitual entre los señores diputados, pues se da el caso en uno de cada cinco. El exceso de grasa de los señores diputados es más preocupante: tres de cada cuatro tienen tanta grasa acumulada en el cuerpo que cualquier día de estos se llevan un disgusto en forma de patatús y se nos van al otro barrio.

En todo caso, los señores diputados, de cualquier sexo, son un 40% más gordos que la media de la población catalana. Esto ¿no les llama la atención?

¿Es verdad que ser diputado engorda? El doctor Formiguera cree que sí, pero no lo dice. Los resultados no son definitivos, asegura, para escurrir el bulto. Ya veremos, cuando acabe la legislatura, añade.

La obesidad provoca exclusión social. También entre los señores diputados.

Los periodistas, en cambio, aseguran que la mayoría de diputados ha engordado en este año. Han investigado un poco y con la ayuda de prestigiosos dietistas han visto que los menús que ofrece el restaurante del Parlamento de Cataluña son saludables, pero se comprueba que la mayoría de diputados prefieren alimentarse más golosamente a cargo del partido o del erario público en cualquier otra parte, lo que explicaría ese engrosamiento tan notable. Citaríamos algunos restaurantes de Barcelona que hacen su agosto a costa de las dietas del Parlamento de Cataluña, y algunas terrazas en las que los señores diputados celebran el fin de sus ágapes con café, copa y puro, pero no es éste ni el momento ni el lugar de hacer publicidad encubierta de locales de pretendido postín.

La misión del doctor Formiguera le da suficiente autoridad moral como para advertir a sus señorías. Sostiene que los señores diputados tienen que adelgazar, no sólo para preservar su salud, sino también para dar ejemplo al resto de los ciudadanos. La clase política es la que debe adoptar conductas ejemplares, dice. No le falta razón, ¿verdad?

Pero, ay, las conductas ejemplares de los señores diputados son ejemplares por el mal ejemplo. ¿Qué pensará el doctor Formiguera cuando repase la lista de diputados catalanes sometidos a control de barriga? Fíjense: suma tres diputados imputados por diversos delitos y amistades peligrosas. Tres. ¿Serán suficientes para poder confirmar que la imputación de un diputado engorda? La imputación ¿provoca encogimiento de estómago? ¿O quizá no afecte para nada? ¿Qué será? Sería bueno saberlo. Quizá tanto morro como gastan muchos añada sobrepeso, no sabría decir.

Otro punto mencionado por el doctor Formiguera duele. Son ellos los que predican austeridad, denuncia en voz alta, señalando sus prominentes estómagos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario