El Miura, según el sitio web de Lamborghini.
Lamborghini no se pronuncia ni Lamborchini ni Lamborllini, tampoco Lamborgini, sino Lamborguini, pero da igual, porque diga lo que diga o cómo lo diga, todo el mundo sabrá qué quiero decir. El Lambo, que así se le conoce entre amigos, es un automóvil deportivo de gran potencia y prestancia, que se ha hecho un nombre fuera de los circuitos, en la calle, gracias a un diseño siempre en el límite entre lo atrevido y lo hortera y una mecánica tremenda, de ésas que parece que quiere comerse el mundo.
Hace poco más de cincuenta años, Ferruccio Lamborghini, un acaudalado fabricante de tractores, se las tuvo con Enzo Ferrari, que fabricaba automóviles de carreras y vendía coches deportivos para seguir fabricándolos. Se presentó en Maranello, quejándose del último deportivo que había comprado, un 250 GTB. Que no corre lo suficiente, dijo. Ferrari, vaya uno, le respondió que corría de sobras. El primero se enfadó y le dijo a Ferrari que no sabía construir automóviles deportivos y Ferrari respondió que qué iba a saber de coches de carreras un fabricante de tractores. No llegaron a las manos porque los dos eran caballeros de buena crianza, pero en mayo de 1963 (hace cincuenta años) se constituía la Automobili Ferruccio Lamborghini, fábrica de automóviles.
Otra versión de la leyenda cuenta que Lamborghini fue a quejarse del embrague del 250 GTB, que se le averiaba cada dos por tres, y Ferrari le dijo que él fabricaba coches, no tractores, y que el problema no era otro que Lamborghini no sabía conducir. No sé si será verdad, pero cuentan que Lamborghini, en plena trifulca, había exclamado que los Ferrari eran una mierda y Ferrari, entonces, lo mandó a tomar por el culo. Así, con estas palabras los dos. Lo mismo de antes, que uno y otro no llegaron a las manos de puro milagro y en mayo de 1963 Ferruccio Lamborghini inauguraba su fábrica de automóviles a pocos kilómetros de Maranello, donde Ferrari tenía la propia.
A partir de ese día, Italia entera y el resto del mundo contemplaron boquiabiertos el desafío del tractorista. Fue la persona justa en el momento justo. Lamborghini apostó muy pronto por el motor trasero central, algo a lo que se resistía Ferrari, que sostenía que los bueyes siempre tiran de la carreta. En Sant'Agata Bolognese, Lamborghini construyó una fábrica modernísima y racional, lejos del pequeño caos que era entonces la Azienda Ferrari. Pocos, superlativos y selectos, los Lamborghini comenzaron a perfilarse como una constante amenaza a la supremacía de Ferrari.
El pique entre el tractorista y el viejo piloto de carreras llegó a ser leyenda. Porque ¿creen ustedes que dos personas de tanto carácter iban a dar su brazo a torcer? Cuentan de carreras informales entre los pilotos de prueba de Ferrari y los de Lamborghini en las autopistas italianas, ambos con licencia para saltarse cualquier límite de velocidad, que acababan reventando motores y dejando coches carísimos para el arrastre. Si uno lo hacía bien, el otro lo hacía mejor y vuelta a empezar.
En 1965, la leyenda. El Lamborghini Miura, revolucionario en todos los sentidos, se presenta en octubre en el Salón del Automóvil de Turín. Uno de los mejores y más bellos automóviles deportivos del siglo XX, que deslumbró y sigue deslumbrando a todo el mundo.
Hoy, Lamborghini pertenece al grupo Volkswagen. Decir esto y sentir dolor de tripas es uno, pero se acabaron los romanticismos en la aventura del automóvil. De hecho, la empresa había caído en bancarrota en 1977 y después de unos años intervenida por el Estado Italiano pasó a manos de unos financieros, de otros, del grupo Chrysler, de más financieros, hasta que, en 1998, buscando motores para el piccolo Lambo, entabla negociaciones con Audi y Audi la compra, después de evaluar la empresa y considerarla rentable. Así ha sido, pues Lamborghini goza de muy buena salud. Por el camino había muerto don Ferruccio, en 1993.
Menos mal que los alemanes conservan algunas tradiciones. Ferruccio Lamborghini era aficionadísimo a los toros. El escudo de Lamborghini es un toro bravo y la mayoría de sus automóviles tienen nombres taurinos. El Miura, sin ir más lejos, pero también el Urraco, el Islero, el Diablo, el Murciélago, el Espada, el Gallardo... aunque llamarle Reventón a un automóvil... En fin, son cosas del lenguaje.
¡Olé, Lamborghini! ¡Va por ustedes! Y muchas felicidades.
Siguiendo con la leyenda de Lamborgini.....
ResponderEliminarComentan que Ferruccio no pidio permiso a la familia Miura para utilizar su nombre para su bonito coche !!!
Los Miura enfadados lo llamaron para pedirle explicaciones y Ferruccio se subio a un "Miura" se fue a la finca de los Miura y se lo regalo, ..... nunca mas hubo problemas !!!
Genio y figura !!